[1] Rechazar el amor del Ex marido

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Poco después, con un rápido toque del dedo del director, la tarea de este juego finalmente se entregó a los participantes.

La primera tarea fue encontrar una cierta linterna roja entre todas las linternas rojas que colgaban de los pilares. Solo la linterna roja real contenía su objetivo, un cristal. Una vez que un equipo tuviera un cristal, podría comenzar con la segunda tarea y también recibir una ficha que tenía el poder de crear un “tiempo de espera” que podría retrasar el juego durante media hora.

El equipo rojo en realidad tuvo suerte esta vez, porque justo enfrente de la estructura que habían elegido para correr primero, había muchos pilares cubiertos con linternas rojas.
Zhao Meng’er inmediatamente se escondió en la parte trasera del grupo. No quería hacer algo tan crudo como escalar un pilar. Eso colapsaría por completo su imagen de “hada noble”.

Wang Baiyuan tragó saliva y dijo: “No hay forma. Todavía me duele el culo. Realmente no puedo.”

Ruan Tian miró a Qin An.

Sube y agarra las linternas. Estaré pendiente de ti aquí abajo.

Qin An se sorprendió y dijo: “¿Por qué debería ser yo quien suba?”

Ruan Tian no quería decir tonterías y amenazó directamente.

“Es tu elección si vas o no, pero si no, ¡te eliminaré yo mismo!”

Qin An no estaba convencido.

“¿Sigues siendo una mujer? ¿Es así como se comporta una persona razonable?”

Ruan Tian respondió: “¿Es este el primer día que te enteras de que soy una persona irrazonable?”

Qin An retrocedió.

“¡Yo no voy! El que quiera ir, puede ir, pero yo no lo haré”.

Ruan Tian asintió.

“Está bien, ¡entonces te voy a matar a patadas ahora mismo!”

Qin An le tenía miedo.

“Espera, ¿no es solo escalar? ¡Yo puedo hacerlo! Pero no te acerques a mí. Tengo miedo.”

Qin An miró a su alrededor para asegurarse de que no había nadie más alrededor y luego comenzó a trepar furtivamente por el pilar. Mientras buscaba el cristal, llamó a Ruan Tian.

“Asegúrate de estar atento a esos hombres de negro por mí”.

“OK.”

Coincidentemente, había un cristal en la primera linterna que quitó Qin An. Con entusiasmo, arrojó la linterna a Ruan Tian y gritó: “¡Lo encontré!”

Ruan Tian atrapó la linterna y la abrazó. Miró a Qin An y sus labios se curvaron en una sonrisa. Ella dijo: “Parece que los hombres de negro están viniendo…”