Capítulo 14

20 3 0
                                    

Llevo varias horas despierta, no he dormido bien, tampoco he desayunado, por estar meditando mi decisión sobre renunciar a mi trabajo, debería buscar otro o aceptar el que me ofrecieron , he trabajado muchas horas sin paga, creo que eso no es justo para mi, me cuestiono si será prudente confiar en un desconocido, rompe con varias reglas lógicas de mi ser, pero algo en el me hace querer hacerlo, confiar parece sencillo, pero para mi es muy difícil, dandole vueltas a la idea, me doy cuenta de la hora, tengo que sacar la basura de la semana, me encamino a salir para tener un pendiente menos en mi lista de cosas que he postergado, por estar pensando en la propuesta de un conocido desconocido. 

Lo inevitable es pasar al lado de su puerta cada vez que salgo de la mía, quiero saber tantas cosas de el, pero preferiría no topármelo, ahorrarme esa sensación de terminar de hablar con el y quedarme con dudas sin respuestas sobre su ser, tan misterioso, como lo parece su vida, así pasara mi existencia al lado de la suya sin conocerse realmente. 

Camino para dejar la basura en su lugar, regresar por el estacionamiento, es mas rápido llegar a mi departamento por aquí, escucho las voces de unos niños cuando me acerco, me aproximo al lugar donde vienen las pequeñas voces, veo la imagen de dos niños jugando con un par de pelotas de beisbol, uno lanza la pelota a la dirección donde me encuentro, la pelota cae a mis pies pero eso pasa a segundo plano, cuando observo que no se encuentra ningún adulto al rededor de ellos para cuidarlos, no deberían estar aquí solos, es peligroso.

- Hola, sabían que no debería estar aquí, deberían irse con sus padres - señalo en tono amigable para no asustarlos. 

- Hola, si ya nos íbamos - el mayor de ellos le da un codazo al otro para irse pero se voltea el menor y miro un punto al lado mío.  

- La pelota - me señala con la mano donde se encuentra.

- Avienta la , ahí - me dice el mayor, mientras me señala  a un costado del estacionamiento donde veo que se encuentran otros artículos deportivos. 

Mi reacción, es tomarla para tirarla hacia donde me dijo, así que eso hago, pero cuando la lanzo, recuerdo que no soy buena en ningún deporte, la pelota aterriza en uno de los autos, escucho algo hacerse añicos, uno de los niños mira con miedo la escena, me acerco hasta donde están ellos para ver mejor el panorama, en cuanto me aproximo rezo para que no sea ningún carro costoso, como deseo que esto solo sea solo una pesadilla.

La pelota se encuentra en el piso, junto a pequeños vidrios, de el espejo retrovisor de el auto de mi vecino.

Entro en pánico, estoy en pánico, desconozco cuánto valor tenga ese auto, siento que estoy en un mal sueño, escucho otras respiraciones al lado mío, los niños siguen aquí deben tener miedo pensando que están involucrados en esto, yo pagare los daños que hice, suelto un suspiro largo, miro de nuevo a los niños que me miran esperando que les diga algo. 

- Fue mi culpa, deberían ir con sus padres, todo esta bien - termino de hablar, ellos salen corriendo hacia las escaleras.

Me concentro de nuevo en la escena que esta en frente de mi, ¿Que hago?, no quiero verlo, es muy temprano para un enfrentamiento, pero tengo que hacerlo, trato de pensar rápido, en cualquier momento va a bajar, observo mi teléfono, desconozco a que hora se va al trabajo, pero podría ser en los próximos momentos, minutos o horas,  lo mejor será buscar a Jaime para que me ayude con esta situación.

Corro por los pasillos de la entrada, para llegar a la conserjería donde espero que se encuentre, agradezco a el universo cuando lo veo. 

- Jaime, ayúdame - me mira confundido, y deja de hacer cualquier cosa que estaba haciendo. 

- Claro, ¿ qué pasa señorita ? - creo que estoy en shock, por que por un momento me quedo sin palabras. 

- Creo que acabo de ponerle fecha a mí muerte - Jaime me con los ojos abiertos, bien tal vez he sonado algo dramática pero siento una fuerte predicción de cómo terminara esto. 

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora