Capítulo 10

122 9 34
                                    

Narra Ashley.

LUNES.

El fin de semana pasa como un suspiro: rápido y repentino.

Estuve encerrada en casa terminando el proyecto que según Dan, era para final de año, pero parece que tiene sordera, porque era para final de este periodo. Que es en unas dos semanas, pero debe entregarse en el transcurso de esta. Así que solo necesito encontrar a Jayden y mostrarle lo que hice. Pero lo más probable es que la tierra se lo haya tragado, porque no ha entrado a ninguna de las dos primeras clases. Supuse que no había venido, así que le iba a preguntar a Aleksi, pero tampoco estaba.

Me dirigo al baño, dando pisotones. Ahí si cuando necesito ver su cara de amargura, no está. Me miro frente al espejo y casi doy un traspié. Dios mío, qué ojeras tan horrorosas. Me paso el dedo índice por estas. Debería empezar a maquillarme. Me vería menos desastrosa. Ya lo hago cuando salgo, pero hacerlo en el instituto no es mala idea.

En cuanto parto de los baños, un sonido familiar me hace detener. Llevo mi mirada hasta donde creo que proviene y frunzo el ceño. Me acerco a pasos lentos y entreabo la puerta. Puedo reconocerlo al instante. Está sentado en un rincón, tocando su guitarra, dando la espalda a la entrada. Sus brazos se mueven con sincronía y me permito escuchar lo que está tocando. Con cuidado de no distraerle entro en silencio y cierro la puerta a mi espalda. La melodía de su guitarra sigue y sonrío.

Minutos después cesa y aplaudo, enérgica.

—Mira, mira —digo, acercándome a él—. Hasta que te encuentro, ceñito.

Me cruzo de brazos, frente a él. Suelto una risita ante su cara de confusión.

—¿Qué haces aquí?

—Estaba en el baño y escuché el sonido de tu guitarra; me acerqué de pura curiosidad.

Asiente, poniéndose de pie.

—¿Me estabas buscando? —pregunta.

—He terminado el trabajo —informo, dando un vistazo a la sala—. Solo quería mostrarte para que me dijeras si estaba bien.

Le doy un golpe a uno de los tambores y sonrío.

—Deja que acomode todo y subo a clase.

Asiento, mirando con atención la batería que está en un rincón. Le doy una palmada a lo que parece un plato dorado, ocasionando que se escuche un poco fuerte. Jayden voltea enseguida y me lanza una mirada fulminante.

—Deja eso.

Lo imito en voz baja.

Me encamino a la puerta, detrás de él. Saca su teléfono y le da un vistazo.

—Estamos en Geografía, ¿no?

—Sí. Creo.

Da una vuelta al final del pasillo para salir de la torre C. Muerdo un poco el interior de mi mejilla al no sentirme cómoda bajo el silencio que nos rodea. Al notar que me echa un vistazo rápido, dejo de hacerlo. Intento disimular mirando al cielo y siento una gota caer en mi frente. Parpadeo, sonriente.

Jayden acelera el paso, pero se detiene al ver que me quedé de pie.

Enarca una ceja.

—No pienso mojarme —deja claro desde su sitio.

Me encojo de hombros.

Las pequeñas gotas empiezan a caer más rápido y fuerte. El cielo se nubla, avisando que habrá una tormenta.

Su ceño se frunce por cada paso que da hacía mí.

—Vámonos.

Sonrío.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora