🗡 KAPITEL XI 🗡

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"No salgan por las próximas veinticuatro horas. Terminaré con esta mierda de una vez por todas".

Esas fueron las palabras exactas del León tras ocultar a lo que quedaba de su manada. Salió solo a cazar. Empezaría por el más débil. La presa más fácil. La de menor importancia. Fueron cinco rasguños más las dos bofetadas que tuvo su mujer.

Entonces, son siete cabezas que él va a arrancar.

Elián Ajax miraba al hombre frente a él, Daegan se había presentado en su oficina a primera hora de la mañana. Apenas había llegado a Alemania hace un par de horas atrás y Daegan ya le traía problemas, joder. La postura decidida e imponente del pelinegro le decía que no estaba ahí precisamente para una conversación amistosa ni muchos menos su vestimenta y accesorios. Daegan estaba vestido con su uniforme negro táctico y armado hasta los dientes. Tenía una de sus bebés que se trataba de una metralleta Uzi negra. Y municiones ancladas a su torso y cintura.

Ajax suspiró—. Muchacho, ¿Qué ocurrió ahora?

—Voy a asesinar a De'ath y a todos los que lo rodean —informó.

—No puedes hacerlo. No tienes mi autorización.

—No te la estoy pidiendo. Te estoy informando nada más —cortó con frialdad mientras se volteaba y caminaba hacia la salida.

Ajax se levantó—. No puedes desobedecer una orden mía, Mortensen.

Los guardias del despacho se movieron hacia Daegan para detenerlo, pero el pelinegro les disparó a cada uno de ellos para después apuntarle a Elián, quién lo miró sorprendido.

—No intentes detenerme. No me hagas asesinarte también.

Ajax lo miró fijamente—. Serías condenado a muerte si lo haces. Ya te salvaste una vez, pero está no lo harás. Los socios de Aidan desistieron de asesinar a Ethan solo porque yo les di la orden al ser el nuevo líder de la mafia Fuego, pero si me asesinas, ellos no durarán en venir por ti.

Daegan sonrió ladino—. Muchas veces me han dado esa condena, y aquí sigo.

—Así es. Y eso es por mí.

—No me hagas reír, Ajax. No tienes tanto poder —se rió bajo—. Sé perfectamente quién protege mi cuello y quién vela por mí espalda. Y ese no eres tú.

Ajax quedó sin palabras.

—Sé perfectamente que el Schattenkaiser protege mi espalda y la Serpiente Roja protege mi cuello. Y ya que tienes contacto con ellos, diles que les mando las gracias por haberme abandonado y condenado a una vida de mierda junto a Aidan.

Ajax bajó la mirada—. Ellos no te aband...

—No me interesa oír nada de ellos. Ahora escúchame bien porque no lo volveré a repetir.

Ajax lo miró incrédulo.

—Voy a asesinar al perro de De'ath y a toda su gente. Me llevaré a mi mujer, a mi hermano y a mi pantera lejos de aquí cuando termine. Y no volverás a saber de mí.

Ajax suspiró—. Daegan. Ese Coronel tiene mucha protección, ya te lo dije.

—Me importa un puto carajo.

LA MUJER DEL MERCENARIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora