Capítulo 1

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El ruido de las olas contra la madera del barco resonaban en tus oídos junto al llanto ahogado de las que habían sido capturadas como tú

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El ruido de las olas contra la madera del barco resonaban en tus oídos junto al llanto ahogado de las que habían sido capturadas como tú. Con dolor te acomodaste en la madera fría y abrazaste tus rodillas sangrientas en un intento para guardar calor y tranquilizarte, pero era imposible.

Hace unos dias te habían robado tu libertad y  convertida en una esclava, esperando que alguien te viera y te comprara como un objeto en una tienda.  Esa era tu realidad, la esclavitud era algo normal entre nobles y adinerados, cualquiera que tuviera unas monedas de oro se daría este tipo de lujos. Ya no eras una persona, solo un premio.

Pensaste en tu hogar, toda tu familia había sido asesinada de forma brutal al igual que las personas de la aldea, los ancianos habían sido los primeros, degollados uno tras otro como cerdos en un matadero. Los próximos fueron los hombres, de igual manera fueron asesinados o llevados al ejército, y por último fueron las mujeres.

Eras la única sobreviviente.

Tus pensamientos fueron interrumpidos al golpearte contra la madera húmeda del piso, un tirón en tu cuero cabelludo y sentiste como te levantaban. Abriste la boca para gritar pero una patada en tu mandíbula te calló de inmediato, sentiste como sangre salío de tu nariz y de reojo notaste como otras chicas miraban la escena horrizadas. No te sorprendía que la mayoría de ellas hayan pasado por cosas peores, su valor en el mercado era bajo, razón por la cual seguían aquí, mientras que tú solo habías recibido solo unos golpes y amenazas.

Una chica tomó tu hombro y te acomodó en la fila con el resto de muchachas una tras otra y donde fueron esposadas a una larga cadena de acero. Miraste a la mujer que te ayudó y le agradeciste con la mirada, pero ella solo te ignoró.

Las cadenas se empezaron a mover y pronto fuiste tirada hacia delante hasta que llegaste a fuera, la luz del sol te cegó de inmediato y viste blanco hasta que tus ojos se acomodaron. Estabas en un puerto lleno de comerciantes y viajeros ocupados en sus propias vidas, notaste algunas miradas curiosas pero nadie se atrevió a hacer nada mientras eras guiada hacia una celda de metal.

Solo había pasado media hora desde entonces hasta que llegaron a lo que suponías que era la capital, había un gran cambio entre el puerto y este lugar, la ropa de la gente y los edificios eran mas costosos, pero apesar de tu situación no pudiste evitar admirar el castillo que se alzaba frente a tus ojos, su combinación de colores blancos y dorados iluminan tus ojos mientras te acercabas. Su interior no quedaba atrás, alfombras rojas decoraban partes de los pasillos y faroles daban esas tonalidades cálidas que tanto combinaban con el dorado que amabas, tomabas notas del enorme lugar mientras eras llevada por los pasillos hacia un nuevo lugar. Por desgracia no pudiste ver más porque fueron frenadas por un hombre de tez pálida que anunció con voz firme.

Las miradas de todos en la habitación, incluida la tuya, se llenaron de confusión. El hombre hablaba otro  idioma por lo que no entendiste lo que habia dicho.

𝐞𝐧𝐬𝐥𝐚𝐯𝐞𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora