Canela y un regalo

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Había sueños de los cuales no le gustaría despertar. Como otros, los cuales desearía revivir una y otra vez.

El asunto era el siguiente ¿Había sido un sueño? Porque luego de aquel encuentro, todo fue nebuloso e incierto.

Recuerda haber despertado en medio de la noche, con el sabor a miel y canela en los labios y con la caricia de un aliento cálido sobre su rostro.

¿Era posible que los sueños fuesen así de reales? Ciertamente no. Porque Jungkook juraba recordar claramente...

Kim Taehyung...

Y era algo que nunca le había sucedido al recordar un simple y mortal nombre.

Porque el solo hecho de nombrarlo en voz alta, mientras que con su dedo pulgar acariciaba su labio inferior, hacía que toda su piel se erizara producto de aquel llamado.

Y oh, Jungkook deseaba que el solo hecho de nombrarlo, este hiciera acto de presencia en medio de la noche en su sola y fría habitación.

Cerrando sus ojos nuevamente, intentando conciliar así el sueño, deseó con todas sus fuerzas que aquel deseo se volviese a repetir una y otra y otra vez. Pero lamentablemente no sucediendo.

Kim Taehyung...

El suave canto de los pájaros, junto con un fuerte viento haciendo que los vidrios de su ventana temblaran, hizo que sus ojos se abrieran con pesar, volviendo así a su cruda realidad.

Miró de reojo el pequeño reloj que había en su mesa de noche, notando así que estaba algo atrasado. No obstante, tenía tanto frío que no quería salir de la cama.

Pero bien sabía, que si llegaba tarde a su turno, el primero en regañarlo sería Hoseok y luego las miradas de malestar de sus compañeros sobre él no le harían mucha gracia.

Así que con pesar, removió las mantas y se levantó. Su tibia piel, resintiendo rápidamente el cambio de temperatura.

Se acercaba el frío, se acercaba la oscuridad de este y eso a Jungkook no le gustaba.

Con más pesar que el de costumbre, se aseó y luego vistió. Esta vez, vistiendo su uniforme desde la habitación, por el frío que sentía. No quería tener que volver a desvestirse en el hospital.

Oh...

Y sus mejillas se sonrojaron con agresividad cuando esa palabra la asoció rápidamente a cierto alfa.

Le dió tres vueltas a su bufanda alrededor de su cuello, dejando a la vista sólo sus redondos ojos, por el frío o quizás para ocultar sus mejillas que parecían tener vida propia.

El paciente Kim | Taekook | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora