Desde el cómodo asiento del cálido y sofisticado carro, miraba pasar a la gente que caminaba en medio de la nieve.
Soltó nuevamente un largo suspiro, mirando de reojo al conductor que le miraba por el espejo retrovisor, como diciéndole baja de una vez, pero claramente eso solo ocurriría en la imaginación de un simple chofer beta.
Es que era imposible decirle algo a semejante alfa que se encontraba dentro de aquel importante carro de gobierno, estacionado a las afueras de una de las oficinas principales.
Llevaban cerca de veinte minutos allí. El beta de edad ya estaba sintiéndose algo ansioso, pero se mantenía en completo silencio sin dejar de mirar al alfa puro que se encontraba en el asiento trasero.
El hombre llevaba casi seis meses a cargo de su traslado. Pero podría jurar que era la primera vez que sentía al hombre nervioso. Quiso preguntar cuánto tiempo más se quedarían allí, pero como si el alfa le hubiese intuido, se acomodó el abrigo y con un rápido movimiento bajó del carro sin decir nada.
Así que, guardándose para sí mismo sus preguntas, al instante se bajó del carro, corriendo en medio de la calle para sostener una sombrilla negra y así impedir que la débil nevazón cayera sobre la ropa del alfa.
Taehyung innumerables veces le había dicho que tales acciones no eran necesarias, pero el beta todas aquellas veces se había negado, así que ignorándolo levantó las solapas de su abrigo y comenzó a caminar en dirección a la entrada de aquella oficina.
Kim Taehyung estaba cansado de mentir.
Llevaba gran parte de su vida mintiendo, siendo una persona que no era.Y era jodidamente triste, porque cuando por fin pudo disfrutar de ser el mismo por aquel poco tiempo en ese viejo hospital, todo a su alrededor explotó, llevándole al mismo lugar de donde había escapado.
Y cada vez que se encontraba con esta gente se odiaba y aún más les odiaba a ellos. Los odiaba por todo lo que hacían y se odiaba por ser parte de esto y de no poder intervenir.
Aún.
Solo levantó su cabeza cuando ingresó a aquel cálido edificio, gracias a la enorme chimenea que les abrigaba del crudo invierno que afuera azotaba.
Inmediatamente las personas allí al verle, agachaban la cabeza deteniendo sus movimientos mientras Taehyung caminaba a paso firme en dirección a una de las oficinas principales.
Sin permitirse flaquear, caminó con el estómago hecho un nudo hasta que llegó frente a aquella puerta de madera, sintiendo el aroma a madera con un toque amargo característico.
Así que, respirando profundamente y no perdiendo su papel ya tan bien actuado, abrió sin tocar y entró.
Ambos sabían de la presencia del otro a metros de distancia.
Así que no le fue sorpresa ver al alfa de pie junto a la chimenea de la habitación con un vaso de cristal en la mano lleno de algún licor, mientras miraba el fuego con una sonrisa algo torcida.
"Sabía que no tenía que mandarte a llamar" susurró el hombre, lanzando el poco alcohol que le quedaba al fuego, haciendo que una pequeña llamarada se levantara, para luego de esto mirarle a la cara.
Taehyung se le quedó mirando con el mentón en alto, no dejándose intimidar por aquel hombre.
El alfa, se le quedó mirando por largos segundos, para luego comenzar a caminar por la habitación, haciendo que el piso de madera rechinara bajo sus pies.
Y Taehyung mentiría si ese alfa no le producía ciertas cosquillas. Sus ojos rojos, su piel pálida y su largo y liso cabello ceniza no le daban un aura muy cordial. Y su mordaz lengua lo hacía peor.
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El paciente Kim | Taekook | Omegaverse
Fiksi PenggemarHace cinco años, la zona norte y zona sur se declararon la guerra. Hace cinco años, los alfas de esas zonas dejaron sus hogares para defender lo que consideraban su patria. Años donde no veían a sus familias, donde no veían nada más que muerte y dol...