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EL MÁS BUSCADO,⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ capítulo ocho —rehén de la caza de brujas
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Era extraño, poseer las miradas de todos sobre ti, recriminándote sin necesitar palabras, que te creyeran tan culpable como el inocente culpado.
Mary se cruzó de hombros, mostrando más que se abrazaba a sí misma, mientras su padre con una mano en su espalda, la guiaba entre la multitud junto a su familia. Había iniciado con Keith observándola impactado con un bigote de leche chocolatada, continuaba con ella adentrándose a la reunión del ayuntamiento lleno de aldeanos furiosos y no sabía cuándo terminaría. ¿Lo haría?
En las noticias, el jefe de policía reveló la identidad de Eddie como principal sospechoso, puesto que había sido hallado otro cadáver, en el Lago Lovers. Lo que a Rosemary la intranquilizaba era el hecho de que quedaba muy cerca de la casa de Rick, el grifo, donde su mejor amigo se alojaba y la víctima resultaba ser amigo de Jason. No debe ser casualidad, Baine no creía en ello.
Como saben, en un pueblo pequeño todos se conocen y la rubia era concebida como mejor amiga de Eddie, así que no tardaron los rumores.
También se dificultaba su plan para sacar al chico de Hawkins, por la pérdida de anonimato, pero tarde o temprano tenía que ocurrir.
Eran las dos de la tarde, todo el pueblo estaba reunido en el ayuntamiento para realizar las miles de preguntas sobre el caso a la policía. Las personas pasaban a un podio para sacar información, mientras que Baine harta de la situación rodó los ojos y se intentó acomodar en el incómodo banco de madera. Se sentía frustrada e inútil por estar allí, en vez de averiguar dónde estará el chico o si está bien.
—¿Desde cuándo saben que Eddie Munson mató a esos jóvenes? ¿Chrissy apareció muerta en su camión y esperan que creamos que empezó a ser sospechoso esta mañana? —exigió enojada una mujer mayor. Su intervención generó un gran barullo en la sala apoyándola.
—La verdad es que hemos seguido muchas pistas y sí, Eddie Munson era una posibilidad y ahora estamos haciendo todo lo que podemos para encontrarlo. Mientras tanto, por su propia seguridad, entrará en vigor un toque de queda —reveló el jefe de policía.
Vaya que a la gente le disgustó sus palabras.
—¡Ja! ¿Esa es su solución? ¿Escondernos? —retó la mujer.
Por el rabillo del ojo, Mary sabía que Ross la veía, con lo que percibía, era sospecha y/o preocupación. La rubia le correspondió la mirada con el ceño fruncido y susurró:
