beso.

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Ambos chicos se encontraban columpiandose levemente en los mecedores de un pequeño parque que Albedo había propuesto ir, ese parque le daba inspiración y lo calmaba, pero estando allí con Kaeya sentía que podía dormirse de tanta tranquilidad que le transmitían ambas cosas. Realmente amaba pasar tiempo con su amigo. ¿Un amigo? Él había pasado toda su vida intentando hacer alguno que no se aprovechara de él, como Sucrose. Pero entonces, ¿Por qué sentía algo distinto cuando estaba con Kaeya?

—¿Chico? Hey!—Dijo el peliazul, sacándolo de sus pensamientos por completo, dándole un escalofrío—

—¿Ah?


—Llevo rato llamándote.

—Lo siento, realmente me meto en mis pensamientos.

—Y entonces, ¿En qué estabas pensando?

—Kaeya, tengo un sentimiento extraño, de calidez, es... Cómo sentir mariposas, pero aún no lo entiendo, nunca lo sentí con Sucrose.—Dijo el rubio, ruborizandose sin darse cuenta, parando su balancear en el columpio—

Kaeya lo miró, soprendido por lo que acababa de decir, ¿Acaso Albedo también estaría confundido con sus sentimientos? No, imposible, solo eran amigos. Sacudió la cabeza, concentrándose en lo que tenía que decir.

—Mm... es normal, tal vez solo sigas emocionado por tener nuevos amigos Albedo.

—¿Entonces no me debo preocupar?

—Para nada, somos amigos, así que cualquier cosa estoy para tí, ¿Bien?

Kaeya sonrió falsamente, le dolía, y muchísimo, el hecho de estar confundido y más aún llamarse solo amigos, pero mantuvo su sonrisa, extendiendo los brazos hacia el contrario, quien sonrió levemente y lo abrazo, poniendo sus manos en su pecho, ocultando su cabeza en este mismo y dejando que kaeya lo envolviera con sus brazos. Pasaron unos segundos, cuando se separaron, sonriéndole uno al otro. Albedo tomó su libreta junto a un lápiz de grafito, mirando de reojo a Kaeya.

—¿Te puedo dibujar?

—Adelante, chico.

Albedo cruzo sus manos por al rededor de su cabello con cuidado, tocando el pequeño lazo que sostenía el parche.

—¿puedo?

El peliazul asintió, sintiendo como levemente sus mejillas se tornaban de un rosado, tragandose el nerviosismo, estaban realmente cerca. El pálido desató el lazo, dejando caer el parche el las piernas de contrario, pasando su mano y acariciando su mejilla, quitándola rápidamente, se quedaron en silencio, ¿Por qué mierda había hecho eso? Kaeya estaba rojo. Rió por lo bajo, comenzando a dibujarlo en esa expresión que traía, se le hacía especialmente...¿Bonita?

Trazó su dibujo con elegancia, algo clásico de él, continuo haciendo sketches del contrario, mirándolo levemente para continuar con sus bocetos. Por otro lado, kaeya estaba nervioso, o en sí,  demasiado, no podía creer lo que acababa de pasar, ¿lo peor? El rubio estaba como si nada. Pasaron algunos minutos hasta que finalmente terminó los dibujos, levantando la libreta hacia la vista del otro, quien, como siempre, se sorprendió por el gran artista que era Albedo.

—Dibujas muy bien...

—Gracias, y en serio reconozco que hayas querido ser mi muso.

—No hay de qué, Albedo.

𝙋𝙖𝙥𝙚𝙧 𝙃𝙚𝙖𝙧𝙩𝙨 [ 𝘼𝙐 𝙆𝙖𝙚𝙗𝙚𝙙𝙤 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora