Capítulo 5: El error (Liz) (Parte 2)

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Salimos en la mañana, apenas el sol se pone y nadie dice nada. Somos nómades de nuevo, sin un rumbo fijo y sin hogar. Solo seguimos a Joaquín, quien lleva un mapa y nos conduce con dirección al este.

Caminamos sin parar hasta que amanece de nuevo, y ahí es cuando vemos un letrero ¨Welcome to Fredericton¨ Nos detenemos y no nos movemos, solo estamos de pie viendo esta ciudad que está cubierta de agua. Y no es poca agua, el agua casi tapa una banca del todo. Joaquín da un paso y su pie se hunde hasta la rodilla. Suspiro y me quito el cuchillo que me dio Juan Carlos de la pantorrilla y lo guardo en mi mochila.

Val maldice y se saca los jeans. La miro extrañada, pero ella blanquea los ojos.

— Ya solo me quedan estos — dice — No voy a mojarlos

Veo como Harenton la mira y accidentalmente lo golpeo cuando levanto mi mochila sobre mi cabeza.

— Estamos muy expuestos — carraspeo y Joaquín asiente mirando para todos lados buscando un lugar donde pasar unas horas. Pablo señala un edificio que tiene parte del techo derrumbado, pero es uno de los pocos que aún conserva algo de techo. Joaquín asiente y caminamos hasta allí.

Soy la única quien se moja la ropa hasta la cintura y Pablo sonríe a medias, sé sin escucharlo que piensa un chiste de lo pequeña que soy, pero yo blanqueo los ojos y eso lo hace profundizar su sonrisa.

— Está bien, repasamos los mapas — anuncia Harenton cuando nos instalamos en el cuarto piso. Dejo mi mochila en el suelo y veo la mirada que Pablo le da, que solo significa ¿Quién lo puso a cargo? Harenton lo nota y tose aclarando su garganta — Mmm si les parece — asiento sonriendo

Valery extiende el mapa sobre la mesa, como tantas veces lo ha hecho Rafael en el pasado. Nuestro mapa tiene trazado nuestras rutas con marcador rojo, todas desde que salimos del campamento hasta donde fuimos emboscados esa última vez que vimos a Rafael. Valery pasa sus dedos por los números de abajo escritos con rapidez. Son las coordenadas de la cabaña que Rafa había escrito antes de ser capturado. Saca la mano como si el papel la hubiera quemado y sus ojos, que antes tenían calidez, se vuelven fríos. Sé que ella ama a Rafael, pero su amor es diferente.

Ellos siempre han sido diferentes. Llevaban años juntos y su amor era como un bote en un río calmado a las orillas de un prado con el sol y el clima perfectos, normalmente nunca peleaban y sabían estar separados uno del otro sin que eso los afecte.

Muy diferentes a Pablo y a mí, que somos más bien un barco en medio de una tempestad que disfruta de la lluvia, algo como fuego y pasión todo el tiempo, por eso cuando Pablo había estado tantos días lejos yo había casi enloquecido, y en cambio, Valery estaba preocupada, pero tranquila. Y aunque sé que sufre, nadie lo ve, ella es así de fuerte. No muchas personas entendían eso de ella, pensaban que era fría, pero no es así. Simplemente, la habían criado para que no necesitara a nadie más, salvo a ella misma y eso ahora es lo que la mantiene cuerda.

Pablo toma mi mano para hacerme volver a la realidad cuando Harenton extiende su mapa. Tuerzo la cabeza al verlo y me quedo extrañada comparándolo con el nuestro. Hay algo mal con su mapa, o tal vez con el nuestro. Parecen de dos mundos diferentes y no soy la única que lo nota, veo el ceño fruncido de Pablo. Joaquín empieza a hablar cuando Valery le pregunta cómo lo consiguieron.

— Se los robamos a unos Solbos que viajaban al norte y desde ahí hemos estado encontrando buenos lugares con provisiones

— Aunque siempre debemos revisar antes de entrar a algún lugar — sonríe Harenton, con un bolígrafo azul en su mano — Bueno, nosotros estábamos aquí — dice marcando donde estaba la cabaña, pero hay algo que me llama la atención cuando marca el punto.

Sangre de LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora