V

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Después de que cenaron, Yeonjun le propuso a su hermano ver una película en la televisión. La había estado esperando desde hacía una semana, e incluso había programado la pantalla para grabarla y no perdérsela.

Se acomodaron en los elegantes y cómodos sillones de piel, color negro y sin más, comenzaron a verla. En menos de diez minutos, Soobin se quedó profundamente dormido y a Yeonjun solo le dio risa.

Dejó la televisión grabando la película y luego de arropar a su querido medio hermano, salió de la casa, pues no tenía sueño y deseaba ver a Beomgyu de nuevo.

Llegó al bar y de nuevo y se sentó en el mismo lugar de las dos veces anteriores. Pidió lo mismo y entonces comenzó la espera.

Miraba alrededor, buscando al chico, esperando verlo llegar de un momento a otro, sonriente y hermoso como siempre, acercándose a él, dispuesto a pasar otra noche de pasión como la anterior.

Cerró los ojos por un momento, recordando el dulce aroma de la piel de Beomgyu y se sintió aún más impaciente.

Los minutos se convirtieron en horas, la gente iba y venía. Se terminó lo que tomaba y pidió uno más, dispuesto a esperar por más tiempo, sin embargo, Beomgyu no llegó.

Eran las tres de la mañana, y de pronto, entendió que el menor no llegaría. No al menos esa noche.

Profundamente decepcionado, se levantó de su lugar, pagó la bebida y la botana, y calladamente, con la frustración pintada en el rostro, se fue a su casa, encontrando a Soobin aún dormido en el sofá.

- Sube a tu habitación, o agarrarás un aire. - Le dijo bromeando, palmeándole el trasero.

-Tengo sueño... aquí estoy bien... - Y se arrechuchó en la cobija, pero Yeonjun se la quitó y lo obligó a levantarse para llevarlo a su habitación.

- Duérmete en tu recamara. Luego estarás torcido y con dolor en todo el cuerpo. - Lo acompañó hasta su cama, y lo cobijó con cuidado después de que Soobin se pusiera el pijama. Luego le dio un beso en la frente y salió de la recamara de la persona más importante de su vida.

Llegó a su propia cama. Pero antes de tenderse, se dio una ducha caliente para relajarse, luego se puso un pijama caliente y por último se acostó, sintiéndose decaído.

Se había hecho la ilusión de encontrarse con Beomgyu, pero el menor no había llegado a la cita que, entre líneas, se habían hecho la noche anterior. Parecía que al menor no le había importado.

-Soy un idiota.- Se recriminó. - Beomgyu es un muchacho, irresponsable y sin compromisos, es obvio que solo soy uno más. Él mismo lo dijo, uno más en una larga lista. Seguro ahora se encuentra teniendo sexo con otro tipo que se encontró en cualquier lado. No sé cómo pude pensar que iría de nuevo para encontrase conmigo, como si yo le importara algo más que una mierda. - Se rió de sí mismo, aunque no se sentía nada feliz. - Solo me usó y me olvidó. Y eso mismo haré yo. Lo olvidaré y buscaré a otro. - Y sin agregar nada más, trató de dormir, pero simplemente no podía.

La noche se le hizo muy larga, con negros pensamientos y llena de oscuridad. Cuando cerraba los ojos, veía a Beomgyu con su hermosa sonrisa, o con su magnífico cuerpo y esa sensación de soledad y tristeza se apoderaba aún más de él.

Simplemente, no podía olvidar la risa contagiosa del chiquillo, su olor y su sabor. Los gemidos en su oído y la forma en la que lo apretaba contra él, con sus piernas, obligándolo a embestirlo con mayor fuerza.

-¡Demonios, Beomgyu! ¡¿Qué carajos me hiciste?! - Le gritó a la oscuridad, desesperado al fin, por no poder sacárselo de la mente.

Se apretó la cara con las dos manos, tratando de borrar su imagen, pero no pudo. Entonces se levantó de la cama y vio la hora. Las cuatro y media de la mañana. Se dio un duchazo y sin desayunar ni nada, se fue al hospital, a escribir el protocolo que seguiría para el caso de Jungwon.

Dark Side- Yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora