Capitulo 16

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M E L A N C O L I A

Durante el trayecto del aeropuerto al hotel nos mantuvimos callados, Eros miraba a través de la ventanilla del taxi, como en busca de algo.

Yo me mantenía a su lado, callada, aun estaba incómoda por lo que había sucedido en el avión. Claro, podíamos dormir juntos pero, apuntó de besarnos me ponía nerviosa. No quería que nuestra amistad se viera afectada por malos entendidos.

Jamás había tenido un amigo con Eros, (Rachel cuenta como mi hermana, okey?) no, desde aquel día que fui juzgada sin que hubiera sido mi culpa. Desde que huí de aquella ciudad en busca de paz, solo éramos Rachel y yo. Hasta que llego mi ex novio, y lo demás ya se lo saben.

Llegamos al hotel y nos instalamos en la habitación, para mi sorpresa solo contaba con una cama.

—Yo... lo siento, juro que pedí una habitación con camas separadas, tal vez fue un error, pero ahora mismo lo arreglo— dijo Eros rascando su nuca

—No te preocupes, ya hemos dormido juntos anteriormente, no me incómoda— puse mi mano sobre su brazo, sonriéndole

Les mentira si les dijera que no estaba nerviosa, porque lo estoy, pero sabía el estado de ánimo de Eros y no quería provocar más problemas, y también ¿quien desaprovecharía la oportunidad de dormir con un dios griego?

Acomodamos la ropa en el closet, para después vestirnos, me había dicho Eros que iríamos a dar una vuelta, no era muy tarde pero nos sentíamos agotados por el vuelo, mañana comenzaríamos con la búsqueda de pistas.

Me puse un jeans, una playera beige y unos tenis cómodos, mientras que Eros sus pants que siempre utiliza y su playera blanca. Algo típico en nosotros.

Salimos, caminamos durante un buen tiempo, Eros me daba un tour por las calles y me contaba a historia de los monumentos. A lo lejos pude observar algunos templos, quería preguntarle de quiénes eran, pero no quería arruinar su buen humor que tenía ahora.

Al llegar a una pequeña plaza pude observar el monumento a Afrodita, Eros al mirarlo se tenso por completo, su vena en el cuello comenzó a ser notable y su respiración era cada vez mas pesada.

—Eros, vámonos de aquí— tome su brazo pero él seguía con la mirada fija a el monumento

—Eros, tengo hambre— jale su brazo un poco

Al sentir el tirón Eros giro su vista inmediatamente hacia mi, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Su mirada estaba llena de rabia y coraje, por primera vez, le tuve miedo.

Bajo su mirada y caminamos en silencio de regreso al hotel, durante la caminata Eros se tranquilizó, pero no dijo nada. Quería preguntar como se sentía, pero no era el lugar.

Subimos a la habitación, y el se dirigió al balcón.

—Voy a ordenar la cena, ¿quieres algo?— me atreví a preguntar

—No, cena tu yo no tengo hambre— respondió por lo bajo y desapareció por las cortinas blancas de la puerta

Aun así ordene un pastel de chocolate para el, según estudios, el chocolate es capaz de subir el animo en las personas. Quise darle su espacio, cene sola y al terminar me fui con la rebanada de pastel hacia el balcón.

La maldición de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora