III

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No sabía cómo reaccionar ante tal situación. Intenté recordar las clases de auxiliar de enfermería a las que el Señor me apuntó años atrás, pero lo único que se me ocurría era ponerle una tirita. Bufé desesperado y empecé a buscar cosas para que no se desangrara.

Oí un sonido proveniente de la entrada. Mi corazón latía a mil aún por la presión a la que estaba sometido. Me puse en pie y salí pitando del cuarto de baño, dejándola ahí.

Bajé a toda velocidad las escaleras en busca de la persona que había entrado en la vivienda. Eché un breve vistazo a toda la planta baja, encontrándomela vacía.

Abrí la puerta de la cocina; vacía.

Entré al baño; vacía.

Registré el salón; vacío.

¿Pero qué coño?

Se me encendió la bombilla; en el jardín.

Y en efecto, ahí estaba Dean, tumbado en una de las hamacas que ocupaban el patio trasero de la casa. Di unos pasos hacia él y le pegué una colleja.

-¡Auch! -se quejó, pero lo único que hizo fue dar una rápida mirada detrás de sí, y al ver que no había nadie volverse a girar.

Vale, la primera opción no me sirvió de nada. Pasemos al plan B.

Volví a acercarme a él, pero esta vez más que la anterior. Aproximé mis labios a su oído para dejar un susurro en él.

-Emma.

Frunció el ceño, pero nada más. Joder, será petardo.

-Emma. Arriba. -volví a susurrarle. Ni caso.

Me cago en la puta, parecía que tenía un tapón de cera enorme en las orejas, porque o no oía una mierda o era idiota.

-Emma. Se está muriendo arriba joder, ayúdala. -le dije por última vez. La expresión de su cara cambió de una de relax a una de terror.

Se levantó de golpe y corrió escaleras arriba. Yo le seguí lo más rápido que pude.

Entiendo perfectamente que reaccionase de esa manera. Emma ya había hecho cosas así en ocasiones anteriores, y eso era lo que más le preocupaba a su padre.

Desde que Joanna tuvo aquel accidente la relación entre ellos dos nunca volvió a ser la misma. Y os preguntaréis, ¿por qué?

*Flashback*

Era un día lluvioso de febrero. El vehículo de la familia Stone viajaba a Central Coast con Joanna y su hija Emma. Estas iban a visitar a su tía Rossie, la que por un cáncer de mama no se encontraba demasiado bien.

La menor estaba cansada de estar tanto tiempo encerrada en esa caja con ruedas, así que empezó a quejarse.

-Mami, ¿cuánto queda? -preguntó la pequeña de no más de cuatro años.

-Ya queda poco cariño, en seguida llegaremos a casa de la tía Rossie -hizo una pausa y bostezó. -Estate tranquila, ¿de acuerdo?

-Pero me aburro. -suspiró. -¿Jugamos al veo veo?

-Está bien. -respondió su madre algo cansada por el comportamiento de su hija. -Empieza tú.

La niña asintió.

-Veo una cosita que empieza por la letrita...

Desvió la vista hacia el techo. Pero algo un tanto desagradable invadió el campo de visión de Emma. La chica empezó a gritar de terror.

-¡Mami hay una araña gigante! -gritó aterrorizada.

-¿Qué? -giró la cabeza alarmada por el alto tono de voz que había utilizado.

Ojalá no hubiese hecho tal cosa, porque ese simple movimiento hizo que perdiese el control del coche.

El húmedo suelo hizo que la tarea de detener el vehículo fuese imposible.

Yo, que iba sentado junto a Emma, la cogí en brazos y abrí la puerta trasera derecha para saltar y así salvar a la pequeña. Soltó un chillido en mi oído en señal de pánico, y no la culpo.

Joanna seguía intentando manejar el auto, hasta que chocó bruscamente contra un árbol, destrozándolo todo.

Dejé a la cría en el suelo, lo suficientemente lejos para que no viera el estado de su madre, y me acerqué al coche con algo de nostalgia.

Por un momento el pensamiento de que la conductora estuviese viva pasó tan rápido por mi cabeza al igual que se fue.

Intenté abrir la puerta delantera para sacar a Joanna para ayudarla, pero ya era tarde.

*Fin del flashback*

Toda la familia culpaba a Emma por el hecho de que salió viva del accidente. Y cuando digo toda la familia también me refiero a su padre. Desde aquel día ha estado viviendo en un maldito infierno.

Dean supervisó toda la planta superior, y al llegar al baño se encontró con la horrorosa escena.

Ángel | l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora