YeonJun estudiaba para los exámenes diagnósticos en el comedor, porque la biblioteca estaba cerrada. No comía ya que había olvidado su desayuno, pero de todas maneras no tenía hambre.
Sin embargo, había mucho ruido, y era muy estresante y casi imposible estudiar con tanta gente, pero se volvió peor cuando vio a alguien frente suyo con una bandeja de comida.
—Hola, YeonJun.
Desde que llegó ahí, apenas hace unos días, Choi SooBin ya era para él todo un fastidio.
Ni siquiera se molestó en responderle al saludo, pero SooBin ya estaba ofreciéndole el almuerzo, alegando de constante que nunca se concentraría con el estómago vacío.
YeonJun, para callarlo —y porque realmente no se concentraba—, tomó el emparedado y le dio un mordisco.
—Entonces... ¿Me das tu número? —preguntó coqueto.
El peliazul, aun con algo de comida en la boca, sonrió.
—No, Choi SooBin. —Dejó el resto del emparedado en la bandeja y salió del comedor con sus cosas.
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