—Eres más molesto en la facultad. —YeonJun escribía desde hacía algunos minutos en su libreta, pero el silencio de SooBin, mientras trabajaba en su parte, lo desconcertaba demasiado y no le permitía concentrarse del todo—. ¿Por qué?
El pelinegro, en respuesta, se alzó de hombros.
—Estoy en mi casa, haciendo el trabajo, con un chico lindo a lado. ¿Por qué debería estar de molesto?
—Ugh, en serio eres un fastidio.
Llevaba apenas una hora en casa de SooBin y ya quería irse. No quería saber qué sería de él el resto del semestre con aquella misma rutina.
—Jun, necesito preguntarte algo.
—¿Ahora qué quieres?
Lo miró para evitar que SooBin dejara de hacerlo, pero él al contrario hizo un gesto lindo con sus labios y ojos, dejando ver sus dos lindos hoyuelos que YeonJun desconocía hasta entonces.
—¿Te parezco lindo?
YeonJun, ignorando el evidente sarcasmo, le lanzó una hoja de su libreta hecha bolita.
—Trabaja y cállate. —YeonJun tomó —pero indignado— del jugo que SooBin le habría preparado especialmente a él.
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