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Los ojos de Deku brillaron con una intenso deseo reprimido.

Sonrió con entusiasmo mientras encaminabas sus palmas a los bultos de tu pecho.

Los masajeo con suavidad y sensualidad que te hizo sentir cada vez más húmeda. La punta de su miembro se enderezó cuando comenzaste a simular dar brincos sobre sus polla.
Dejó salir un gemido cuando su punta rozó tu entrada mojada. Moviste tu cadera de atrás hacia adelante, estimulando ambos sexos.

Tu clítoris se hincho y su polla comenzó a palpitar.

Dejo salir un alarido de dolor cuando tu mano se deslizó por tu cadera y sostuvo el tronco de su falo. Comenzaste a bombear el prepucio con delicadeza y su glande escurrió líquido pre-seminal.
Gimió por la fricción. Sus caderas se movieron conforme al vaivén de tu mano hasta que su mirada de súplica golpeó directamente a tu vulva necesitada.

— ¿Qué quieres? — murmuraste con ternura.

— Que me folles — pidió en un ruego —. Móntame, por favor.

Sus ojos vidriosos por el placer y la fricción hizo que el calor acumulado en tu vientre bajo se intensificará. Sentiste que tu humedad recorría el interior de tus muslos y la necesidad de tus pliegues hinchados.

Sin pensarlo mucho más, alineaste la punta de su polla llorosa con tu entrada femenina. Luego hundiste su punta dentro de tus pliegues con cuidado. Deku dejó salir un jadeo mientras te sostenía de la cadera. Sus yemas se tatuaron sobre la piel de tu cintura mientras hacía el esfuerzo por no empujar su miembro dentro de ti.
Estaba sintiendo cada centímetro de tus labios inferiores hasta pasar a los inferiores, donde el calor y la humedad comenzaban a abundar.

Su cuerpo tembló cuando por fin la punta llegó a tu entrada estrecha y siguió hundiéndose entre tu cavernosidad.

Por primera vez, disfrutó cada bulto y montículo que se formó dentro de ti mientras su cabeza seguía atravesando tu útero.

Se estremeció por la estrechez y lo resbalosa que era cuando su polla se hundió totalmente dentro ti.
Dejaste salir un jadeo al sentir tu entrada llena y Deku también por lo bien que lo envolvías.

Te quedaste quieta. Te acercaste a su rostro para darle unos cuantos besos hambrientos sobre sus labios temblorosos y después, sus manos comenzaron a presionar tu cadera para que empezarás a moverte.

Retrocediste un poca y colocaste las palmas de tus manos a lado de sus piernas.

Te apoyaste sobre tus piernas para dar brinquitos sobre su miembro.
Realmente solo te movías de arriba hacia abajo, sacando tres cuartos de su miembro para volver a hundirlo dentro de tu feminidad.

El calor se expandió por todo tu vientre bajo, esperando un poco más de estimulación. Deku, también ya estaba algo deseoso de más fricción puesto que sus manos intentaron mover tus caderas por su cuenta propia. Aunque claro no se lo permitiste.

Era su pequeño castigo por haber desaparecido tanto tiempo.
Seguiste moviendo con lentitud, casi con gracia sobre su miembro adolorido. Dejó salir un alarido de dolor cuando no logró su objetivo.

Cerro los ojos, intentando conseguir el placer que le habías negado. Sus caderas se movieron contra ti disimuladamente, sin embargo, de nuevo, no tardaste en someterlo.
Deku hizo para atrás la cabeza cuando sus piernas temblaron por el placer. Gimió varias veces por la insatisfacción sexual.

Las lágrimas comenzaron a salir de sus preciosos ojos esmeraldas que brillaban por la lujuria.

Sus cejas se juntaron por el placer y se mordió los labios para dejar de gemir.
No obstante, llegó un punto donde empezaste a subir el ritmo de tus movimientos y la intensidad. Deku lo resintió porque ni siquiera pudo callar todos sus gemidos.

ɪᴍᴘᴜʀᴏ; ɪᴢᴜᴋᴜ ᴍɪᴅᴏʀɪʏᴀ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora