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El sonido de los pájaros y del despertador fue lo que hizo que abrieras los ojos con delicadeza.

Fue como si hubieras despertado de en largo sueño.

Sin embargo, tristemente para ti era la realidad.

Estabas sobre tu cama, envuelta en tus sábanas. Recordaste la noche anterior, en dónde Deku estaba débil y algo moribundo. Tus instintos regresaron e inmediatamente moviste tu mano para verificar que todavía seguías ahí.

No había nada.

Solo el colchón y la sábana.

Te levantaste rápidamente de tu lugar, apoyándote en la cama para ver bien, pero justo como tus manos lo dijeron, no había nadie.

Solo una enorme mancha negra sobre tu colchón. No había rastros de Deku y fue lo que te hizo echarte a llorar, de nuevo.

Negaste dentro de tu cabeza lo que estaba pasando, porque quizás era alguna especie de pesadilla.

Aunque la realidad era diferente.

Moviste las almohadas en busca de tu amado ser demoníaco, pero no hubo rastros de él. Las lágrimas salieron de tus ojos con desespero mientras te levantabas de la cama en dirección al pasillo. Saliste al comedor, giraste la cabeza en todas direcciones. Luego fuiste a la cocina al no encontrarlo en el comedor, pero fue el mismo resultado.

No estaba.

Te pasaste las manos por el cabello, desesperada y angustiada. Te apretaste las hebras de tu cabellera en busca de algun remedio.

Sollozaste cuando aceptaste que Deku se había ido.

Para siempre.

Caíste sobre tus rodillas en el suelo, llorando desesperadamente por el dolor tan agonizante que experimentaba tu corazón. Pegaste tus rodillas a tu pecho y las abrazaste, hundiendo tu rostro en el espacio que se hacia entre ambas extremidades.

Gritaste, pataleaste y manoteaste incluso le rezaste a Dios con la esperanza de que se apiadara de tu alma y te regresara a tu amado, aunque claro eso no pasó.

Tus ojos se hincharon por llorar tanto, así que llegó un punto donde dejaste de hacerlo.

En un momento de serenidad efímera, observaste tu mano con el anillo de compromiso y te dieron ganas de aventarlo por la ventana.

No obstante, notaste algo inusual en tu muñeca. Era una letra D mayúscula diminuta que parecía una peca si te alejabas.

La tocaste y en ese mismo instante, un brillo verde deslumbró la pequeña peca.

Te pusiste a pensar un momento, teniendo la sensación de que esto lo habías leído en el libro.

Tu mente hizo clic en unos minutos.

Las marcas.

Deku te había dejado una marca.

No estabas muy segura, pero preferiste pensar que sí. Aunque en su caso, sabías que no era un mensaje de "regresaré", si no de "sigo aquí...contigo".

Te aferraste a tu muñeca siendo lo único que tenías de él aparte del libro.

Te atreviste a hojear entre sus páginas en búsqueda de Deku, pero para tu desgracia, las páginas ya se habían quemado.

El dolor no se fue por mucho tiempo, pero inevitablemente tuviste que fingir que no había pasado nada.

El día de tu boda con Tenya fue un día doloroso para tu corazón. Se casaron a los dos meses que Deku se fue de tu vida.

Te llevó a vivir a las costas de California en un costoso barrio ya que le quedaba más cerca del trabajo.

Tú único trabajo en esta inmensa casa era parecer una esposa ejemplar.

Ni siquiera tenías que cocinar, habían cocineros. Tampoco limpiar, había sirvientes.

Claro que tu aburrimiento se acabó el día que tu primer hijo llegó a tus brazos. Seguido por el segundo, el tercero y por último, el cuarto.

El trabajo de una madre era difícil, pero te esforzaste para que a tus cuatro hijos no les faltara nada.

Ellos nunca supieron del libro, ni mucho Tenya.

El libro lo guardaste dentro de un pequeño baúl que mantuviste en el ático de tu nueva casa, escondido de tu esposo y de tus hijos, a los cuales viste graduarse, casarse, tener sus propios hijos y tristemente verlos morir.

Lo mismo paso con tus nietos, tus bisnietos, tus tataranietos y así seguiría hasta toda la eternidad.

Una vez cumpliste mas de ciento cincuenta años, te mudaste a una casa dentro del bosque en Washington. No querías que las personas se dieran cuenta de lo que pasaba.

Lo más seguro es que si te descubrían, querrían saber de donde venía esa fuente de eterna juventud y de donde la habías sacado.

En la soledad del bosque, te autoproclamaste la guardiana del libro ya que así como Deku seguía contigo despues de todo ese tiempo, su inmortalidad también te acompañó por el resto de tu interminable vida.

Fin.

<3

¡Gracias por leer!

— Bueno, hemos terminado con el segundo libro de la trilogía

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— Bueno, hemos terminado con el segundo libro de la trilogía. Espero les haya gustado♡

— Ahora vamos por el libro de Bakugo aunque no se cuando lo vaya a publicar porque ando modo depresión con lo que esta pasando en el manga (;´༎ຶٹ༎ຶ')
— Quería hacer un extra con curiosidades del libro, ¿les gustaría?😭

— ¡No olviden darle mucho amor y comentar! Me motiva mucho a seguir 🤲😭

Les mando un beso en sus colas, muak♡

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ɪᴍᴘᴜʀᴏ; ɪᴢᴜᴋᴜ ᴍɪᴅᴏʀɪʏᴀ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora