열두시 : doce

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Después del beso Tzuyu no dijo mucho, nada en realidad

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Después del beso Tzuyu no dijo mucho, nada en realidad. Sólo le había sonreído a medias para Sana, la tomó de la mano y la encaminó a su casa. Para la castaña estuvo bien, ese era un pequeño gran avance, sabe que tampoco Tzuyu va a estar besándola a cada rato. La alfa necesitaba acostumbrarse a la idea de que eran alfa y omega.

Para el miércoles Tzuyu estaba más pegajosa que nunca. En el receso se pasaba con la cabeza enterrada en su cuello, olfateándola. Gruñía cada vez que alguien le hablaba a la más baja, no importaba si era beta o un omega como ella. Sana no se quejaba, por ella estaba perfecto así.

Ahora están sentadas en las mesas de la cafetería, Jackson también está, porque dijo ahora eran sus nuevas amigas. Tzuyu no lo soportaba, él era el que más le hablaba a Sana y la estaba provocando.

—Eh, Tzu —Sana acaricia la mejilla de la alfa, llamando su atención, sólo hace que la peliazul ronronee—. ¿Puedes ir a comprarme una malteada?

—Que vaya Jackson —aspira fuerte.

—Pero no creo que quieras que otro alfa me compre cosas...

—Está bien —molesta de tener que dejar el calor de la omega, se para, yendo a la caja.

Sana voltea hacia Momo, alzando su ceja.

—Es su celo —dice obvia—. Se está acercando y ella necesita olerte para que a la hora de, ya sabes, hacerlo, su alfa te reconozca y no te haga daño.

—Oh —asiente en compresión—. ¿Crees que Tzuyu lo quiera pasar conmigo?, ¿o llamará a alguien?

—Pienso que primero te dirá que no porque tendrá miedo de lastimarte. Pero si tu quieres pasarlo con ella y la convences de que no te hará nada... tal vez lo logres.

—Y si no pasa, ¿llamará a alguien?

Momo niega.

—No lo creo —come un chocolate, de esos que Tzuyu le regaló a Sana, y la castaña le da un manotazo—. Su alfa se volvería loca de oler a otra omega que no seas tú. Así que, si no eres tú, no es nadie.

Momo termina de comer el chocolate y a Sana ya no le importa. Muerde sus uñas, pensando. Que Tzuyu no llame a nadie más le calmaba un poco, pero sabiendo el dolor que iba a sufrir, la alteraba de nuevo. Tenía que convencerla.

—Toma —la alfa peliazul asienta la malteada de vainilla en la mesa, sentándose a su lado y poniendo su cabeza sobre su hombro.

—Gracias, Tzuyu. ¿Cómo sabías que ésta era mi favorita?

La peliazul gruñe.

—Era la única que había.

Sana se ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad.

Sana se ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad

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𝐕𝐄𝐍 𝐀𝐐𝐔𝐈, 𝐘 𝐀𝐌𝐀𝐌𝐄 ┇「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora