Capítulo cinco

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Olivia supo desde que vio a Marcy nacer que ella traería problemas. No había alguna explicación exacta que ella pudiera dar, pero con tan solo mirar los ojos de los nuevos seres, el serafín sabía qué caminos tomarían.

Por eso, mientras todos los ángeles rodeaban el olimpo conmocionados y alegres por presenciar el nacimiento de una nueva creación de Dios, mientras Andrias ponía todo su amor y poder en sus manos para otorgar vida a un nuevo ángel, Olivia estaba posicionada en las puertas del cielo, por donde el ángel cruzaría y sería bienvenido al reino... no sin antes recibir un crítico estudio del ángel más importante de ahí.

Dios puede olvidar el nombre de todos sus ángeles, aún si él mismo es el que les otorga aquello. Pero Olivia no está dispuesta a eso, ella siempre calcula todo, preocupada por todos los futuros "inciertos" de las creaciones de Dios.

Cuando Skara salió de en medio de la laguna y los aplausos le robaron una sonrisa, Olivia la apuntó como parte de los ángeles más melodiosos en el cielo, incluso con entrenamiento podría guiar toda la orquesta del reino.

Y en la creación de la castaña con ojos ámbar, los cuales estaban más perdidos que gatito recién nacido, Olivia suspiró de alivio: Amity sería un arcángel muy importante y su sola presencia podía reflejar paz.

A comparación de la mayoría de los ángeles, Boscha no reflejó nada bueno. Olivia no pudo descansar correctamente preguntándose por qué es que esa mirada de los iris azules le resultaban tan inquietantes a pesar de ser un ángel puro.

Y tampoco fue aliviante el nacimiento de un hermoso ángel de hebras doradas. Todos decían que era preciosa, que su sola vista parecía curar cualquier enfermedad como la pereza o desánimo, pero si tan solo pudieran ver lo que Olivia vio en esos ojos zafiro... Sasha solo atraería dolor, sufrimiento, y miseria. Olivia se sintió miserable en medio de pesadillas en las que era rodeada por fuego, gritos agudos y dolorosos, solo era una pesadilla... Y aún así advirtió a Dios sobre lo que pasaría.

Andrias no le creyó al comienzo, Andrias siempre creía que él tenía la razón, si Olivia estaba en un lugar tan alto era porque él se lo había permitido ante la flojera de estudiar sus creaciones, sino probablemente Olivia sería como cualquier otro serafín.

Desgraciadamente para Andrias, Olivia tuvo razón. Todos los ángeles que les había causado náuseas habían traicionado su confianza, apoyando al bello ángel de cabello dorado en su rebelión. Sasha era de las creaciones más hermosas de Dios, este no entendía cómo podía haber tanta "maldad" en ella. Claramente llegó a ser su preferida, Sasha era inteligente, trabajadora, y años atrás, "leal", pero se confió demasiado... No existía ángel perfecto, no había creación perfecta, solo él podía serlo.

La castigó, nunca diría cual fue las torturas que sufrió Sasha porque ni él mismo se preocupó demasiado en lo que le pasaría, solo esperaba que haya aprendido su lección y nunca más se apareciera por ahí. Él solo esperaba paz en su reino, y cuando su enemiga -o Satanás como la apodó- se fue, creyó que ya no habrían problemas.

Lo último que pensó fue que Sasha sobreviviría en la tierra, pero no era nada que no arreglaría, si hacía nuevas creaciones... como un reflejo suyo, tal vez la ahuyentaría y recibiría más alabaciones de sus hijos. Cabe aclarar que tanto poder era gracias al amor de sus ángeles, pero necesitaba más, y esta era la oportunidad perfecta para crear algo diferente a un simple ángel.

No permitiré que cree un imperio en mi mundo.

Olivia no estaba segura de lo que planeaba, y no era la única en pensar que todo esto saldría mal.

¿Está seguro, mi señor? —La voz de terciopelo de Amity se escabulló entre la imponente de Andrias, atrayendo su atención con éxito—. Los humanos me reflejan debilidad-

She's my saint (Sasharcy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora