CAPITULO 16

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Eros:

La Luz que entra por la ventana es la encargada de despertarme. Me levanto, me ducho y me visto con algo casual pero formal a la ves ya que debo solucionar algunos problemas en los negocios de acá.

Pido que me traigan el desayuno a la habitación y como tranquilamente aquí. Según me informó uno de los guardias anoche estuvieron hasta tarde en una de las terrazas del hotel. Yo por mi parte estaba demasiado cansado para bajar así que preferí quedarme y dormir temprano, hasta que cierta persona llego ofreciéndose como mismo hizo hace unos días en la mansión y yo no me negué. Después de eso la saqué y al fin pude dormir tranquilo.

Ordeno que me preparen un carro y que avisen a Marcos de que saldremos en cinco minutos. Termino de arreglarme y cuando bajo ya mi primo está ahí esperando. Nos subimos y manejo hasta donde será la reunión. En el camino pienso en lo que ha pasado en tan poco tiempo. Artemis me entregó a su hermana , a la cual torturé y que resulta que ahora es mi esposa. El muy imbecil hozó atacarme y casi mata a su propia hermana. En serio ¿que tiene ese idiota en la cabeza? Neuronas se que no.

Llegamos y nos bajamos. Los guardias revisan el perímetro y dan luz verde para que pasemos.

Ahí nos espera el jefe del cártel de aquí y el gerente de mi hotel que es una fachada para lavar mi dinero.

La reunión dura aproximadamente dos horas. Cierro tratos con Abadi y resuelvo los inconvenientes que había con el gerente.

De regreso al hotel me percato de que Marcos está muy callado, solo habló lo necesario en la reunión y ahora está serio y pensativo. No se si seguirá molesto conmigo pero no me gusta que estemos así, somos familia y debemos estar unidos.

—¿Y que hicieron anoche?— lo sacó de su mundo de pensamientos y se centra en mi.

—Estuvimos un rato ahí, luego todos se fueron y me quede jugando billar con unos chicos, después Astrid bajó porque al parecer no podía dormí y jugamos una partida — aprieto los puños en el volante porque la simple idea de que estén junto me genera mucha rabia— luego se fue y al rato me fui yo, todo normal.

Decido no hablar más nada porque siento que la cosa no terminará bien. Ya en el hotel me cambio con algo más cómodo, llamo a Dante para que me informe como está todo por Italia—es mi hombre de mas confianza y lo dejé al mando hasta que regrese—y bajo a la playa donde se encuentran las cuatro mujeres y el idiota de mi primo surfeando. Mi vista se queda en el trasero de la castaña que está tomando el sol con una tanga demasiado fina para mi pobre miembro que no demora en reaccionar.

—¡Eros!— mi hermana se lanza a mis brazos—Al fin llegas— la castaña levanta sus gafas para mirarme y vuelve a su posición, mi abuela lee un libro y Maddisson también toma el sol pero boca arriba— Anoche no te vi.

—Estábamos ocupados— responde la pelinegra haciendo que mi hermana se separe de mi como si le fuera a contagiar una enfermedad crónica, mi abuela niega y Astrid bufa levantándose. La parte superior del bikini estaba desatada y al parecer no lo recordó por lo que se le vieron los pechos con dicha acción. Se lo amarra sin importarle que la halla visto y junto a mi hermana se van al agua.

Me le acerco a Maddisson y me acuclillo a su lado.

—Que sea la ultima ves que dices algo como eso Maddisson, no quieras sacarme de quicio que no te conviene, resérvate tus comentarios— me mira seria.

TU TURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora