CAPITULO 20

8 2 0
                                    


Eros:

A lo lejos siento algo removerse mucho en la cama pero estoy muy cansado para hacer algo al respecto.

"No por favor, déjame, no"

No estoy soñando nada relacionado con eso. Agudizo mi oído y caigo en cuenta de que es una mujer quien la dice. Astrid da un grito y se repone en la cama. Cuando abro mis ojo esta temblando y sudadando mucho. Me le acerco e intento agarrarla de los brazos pero se suelta rápidamente y se va al baño encerrándose ahí.

Me levanto e intento abrir pero pasa seguro. Mierda, necesito entrar ahí.

—Astrid, por favor ábreme, prometo no hacer nada— desde aquí la puedo escuchar sollozar, vuelvo a intentar pero nada.

Alguien toca la puerta y es Pablo le explico que tuvo una pesadilla y que ya se calmo . Vuelvo a ir al baño y esta ves cuando hago el amago de abrir me doy cuenta de que ya no tiene seguro. Cuando entro la encuentro en el piso abrazando sus piernas y con la cabeza metida entre ellas temblando y llorando. Me siento en el suelo, yo , en el suelo y acaricio su cabeza.

—¿Que pasa? ¿Porque estás así?— sin esperarlo se tira a mis brazos y se aferra a mi como si fuera el aire que necesita para respirar, como si fuera su única salvación.

Tiembla , solloza y me abraza tan fuerte que creo que hasta puede romperme una costilla. Antes de poder pensar nada ya estoy envolviéndola con mis brazos y acunándola.

—Tranquila todo esta bien, estás conmigo—me siento estupido con esas palabras tan ridículas pero necesito tranquilizarla.

Al cabo de un rato los temblores cesan pero aún solloza. Sigue tan aferrada a mi que me da miedo soltarla, es como si fuera su refugio, su lugar seguro, su salvavidas.

—No me dejes por favor....no me dejes— hipa con cada palabra que sale de su boca , instintivamente la abrazo mas fuerte.

—No te voy a dejar tranquila, Nadie va a hacerte daño.

Me ahogo con mis propias palabras porque yo también le hice daño, también le generé dolor y tal ves algún trauma que le cueste superar .

Cuando la siento más tranquila la cargo hasta la cama y nos acuesto. Hace el amago de separarse de mi porque sabe que me molesta o al menos lo piensa porque realmente a pesar de lo poco que me gusta el afecto no me molesta que esté así. La pego a mi cuerpo y recuesta su cabeza en mi pecho mietras yo con una mano acaricio su cabello.

—No te acostumbres y que nadie se entere de esto, aunque bueno no te creerían— una leve risa se le escapa y yo sonrío con dicha acción.

Así me paso el tiempo hasta que siento su cuerpo relajado indicándome que esta dormida y yo caigo poco después.

⏳⏳⏳⏳

Astrid se despide de Pablo. A su lado espera su sobrino para despedirse también de la castaña y no me gusta que la toque, menos después de saber que entre ellos paso algo.

Menudo idiota me siento.

Aún sigo preguntándome que es eso tan traumante en la vida de Astrid que le provoco tal ataque de pánico anoche. Hay tantos misterios en su vida y eso no me gusta, siento que no tengo el control y es que todo lo relacionado con ella es complicado.

Fijo mi vista en Alexander que le susurra algo al oído y ella sonríe. Mis puños se cierran y la sangre me hierve con tal imagen. Idiota.

Cuatro camionetas llegan chillando goma y hombres comienzan a bajarse de ella. Los hombres de Pablo y los que traje conmigo alzan sus armas y por insitimto me le acerco a Astrid a quien ya Alexander se encarga de proteger también . Ambos le servimos de escudo , solo su cabeza queda a la vista. Saco mi arma y le quito el seguro al ver al maldito que se baja tan campante fumándose un puro.

TU TURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora