Me enamore de tí

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Mo Bei Jun sabe que no habrá nadie más fiel y leal que Qinghua.
Han pasado por duros momentos pero han mejorado.
Conoció lo que es perderlo antes. La desesperación de no encontrarlo hasta que Qinghua lo invocó.

Y hoy casi lo pierde de nuevo. Le hizo darse cuenta que no puede esperar más.
A pesar de deshacerse de aquellos traidores en la corte y sus cómplices, eso no dejo de lado la sensación de vacío en su corazón.
Sentía que tenía desprotegido a su Qinghua.

Meses después de una pronta recuperación de su "sirviente". Finalmente había tomando la decisión. Debía confesarse.
De acuerdo con lo que había investigado, es decir, con los discípulos de Qinghua, debía ser franco con sus sentimientos y preparar el lugar.

Pero estaba ahí frente Qinghua. Era hora de ser honesto, si su corazón palpitaba en todo sentido era por y para Qinghua. La flor de cristal de luna azúl ¿Sería suficiente?

Éste lo miraba extrañado. Solo le había perdido que saliera con él en la parte trasera de su palacio.

-Si no estás conmigo, se me escapa el aire- dijo tenso. Binghe había dicho que sea muy explícitamente claro en lo que sentía- y solo a tu lado siento que respiro.

-Mi rey- dijo Qinghua preocupado, Mo Bei lo interrumpió

-Si no estás conmigo me quedo vacío, Qinghua. Quedó entre la nada...Si no es a tu lado, piero los sentidos- tomo su mano- Me enamoré de ti - dijo finalmente mirándolo a los ojos.

Qinghua paso de blanco a rojo en un segundo. Mirándolo impactado.
Pero no dijo nada.

-Mi rey... No sabes lo que estás diciendo - dijo apartando la mirada

-Lo sé. Me enamoré de ti. No puedo cambiar eso. Estoy intentando cambiar... Cambiar para bien, para ser digno de ese amor que sé que me profesas.

Shang Qinghua levantó la mirada anonado.

-C-como... Mi rey yo... Yo...- parecía estresado - mi rey no.... no sé de qué habla, yo-

-No intentes negarlo. Hablas cuando crees que estoy dormido pero aún te escucho Qinghua. Siempre lo hago.

Qinghua parecía que se le había salido el alma en un santiamén. Mo Bei veía hermoso a Qinghua, temblando sonrojado. Lo vió relamerse los labios y evitaba mirarlo a los ojos.
Parecía en un debate propio.

No pudo dejar de observar sus labios, pequeños, carnosos, brillosos por la saliva. Ligeramente rosas...

Su corazón salvaje, perdía los sentidos.
Dejándose lleva por su impulso, lo tomo de la nuca y lo besó.
Y a pesar de tener un agarre mortal sobre el cuerpos de Qinghua, sus labios fueron gentiles.

El choque de sus labios fue directo pero no brusco, lo sentio tensarse y hacer un ruidito de sorpresa. Movió ligeramente sus labios sobre los de Qinghua, aún cuando éste no le respondía.
Siguió besándolo con lentitud. Hasta que Qinghua comenzó a corresponder. Las calidas manos se cerraron en sus muñecas, y empezó a mover torpemente sus labios. Mo Bei Jun apreso la cintura de Qinghua y con la otra mano en la nuca lo inclino más para profundizar el beso. Que de tierno y recatado se volvía cada vez más pasional. Sintió jadear a Qinghuar y el sonido solo lo hizo besarlo con más impetu. Qinghua trato de alejarse un poco de su rey, quería respirar.

Los débiles intentos hicieron que Mo Bei Jun entendiera, y cortó el beso con una pequeña mordida en el labio inferior de Qinghua. El sonido de sus labios y el delgado hilo de saliva que conectaba sus labios con los de su rey lo hizo ponerse todavía más rojo si era posible. Además, no podía bajar la mirada. Mo Bei Jun lo tenía aún bien sujeto y lo miraba con intensidad.

-Dime... Que sientes lo mismo- pidió el demonio de hielo - Por favor Qinghua. Sé lo egoísta que es que te lo pida pero... Quédate a mi lado.

Qinghua sintió su corazón enternecido. Sabía lo difícil que debía ser para su rey decir algo así. Acuno entonces con amor el rostro de su rey que estaba inclinado sobre él y le sonrió. Con los ojos llenos de lágrimas. Se acercó a darle un tierno beso.

-Yo te he amado desde hace mucho tiempo, mi rey- dijo despacio mientras acariciaba las mejillas de su demonio - Siempre estaré a tu lado. Porque te amo.

Mo Bei Jun para genuina sorpresa de Qinghua, sonrió. Sonrió de verdad y es que Qinghua a lo largo de los años había visto pequeñas sonrisas o muecas que se podrían asemejar a una sonrisita. Pero ahora su rey sonreía plenamente para él. Y era la sonrisa más hermosa que había visto en sus dos vidas.

Mo Bei Jun abrazo a su Qinghua. Y éste pudo escuchar el hermoso sonido del corazón de su rey latir fuerte y constante, ahora demasiado acelerado pero así estaba su corazón. Latiendo de amor por su demonio de hielo, por su único rey.

Canciones MoshangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora