La leyenda que ha pasado de generación en generación. Cómo olvidarla.
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En la mitología griega se menciona la Caja de Pandora como un curioso regalo de los dioses...
Cuenta la leyenda que, tras haber robado el titán Prometeo el fuego de los dioses para regalarlo a los hombres y el castigo que Zeus le impuso por tamaña osadía, su hermano Epimeteo recibió como regalo de los Olímpicos una compañera: Pandora. Ésta fue dotada con todos los encantos que los dioses podían proporcionarle: Afrodita le dio la belleza, Hermes la elocuencia, Atenea la sabiduría, Apolo la música...
Cuando Pandora se presentó ante Epimeteo, lo hizo acompañada de otro regalo de Zeus: una caja cerrada,que bajo ningún concepto debía ser abierta. Epimeteo, deslumbrado ante la gracia y la belleza de Pandora, ignoró la promesa hecha a su hermano Prometeo de no aceptar jamás regalo alguno de los dioses olímpicos, pues eran astutos y traicioneros, y la aceptó como compañera, aceptando al mismo tiempo la caja que la acompañaba, que escondió en lugar seguro...
Pero la curiosidad pudo con Pandora, y un día que Epimeteo dormía le robó la llave del lugar donde escondía la caja, y la abrió para espiar su contenido. Al levantar la tapa, grande fue su desilusión al encontrarla vacía, pero era porque en ese mismo momento escaparon de ella todas las desgracias y males que podían afectar al hombre, y se extendieron por el mundo: enfermedades, sufrimiento, guerras, hambre, envidia, ira... Mas todavía le dio tiempo a vislumbrar en el fondo de la caja algo que aún no había escapado, y corriendo la cerró. Lo que pudo conservar en el fondo de la caja fue la Esperanza, que no consiguió escapar. De ese modo fue sellado el destino de todos los hombres, que a partir de entonces padecieron toda suerte de males..., pero incluso en medio de los más terribles de ellos, siguen conservando la Esperanza...
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El mundo es una caja de Pandora.
Un infierno en vida.
Todos los males nos rodean pero, aún con todas esas adversidades, “la esperanza es lo último que muere/se pierde”, o eso es lo que dicen.
Es curioso que yo mismo lo diga, sobretodo porque mi pseudónimo artístico ronda alrededor de la palabra "Hope", que significa esperanza. Pero todo en mí está mal, es un mal.
Como dije antes, dentro de mi ser hay demonios, todos ellos alimentados por vivencias, emociones y situaciones diarias.
Al igual que en la leyenda, yo también dejo esos males escapar...
Enfermedad: Sin necesidad de haber algún tipo de epidemia, pandemia o virulencia, una persona puede enfermar por todo. En mi caso, hay días en que estoy triste, meses en que entro en depresión, y con ello, las defensas de mi cuerpo dicen "¡Bye, bye, HoSeok, Vamos en picada!" Y allí es cuando enfermo.
Sufrimiento: Sí, es un mal que me consume con frecuencia. Yo soy ese tipo de persona que se preocupa y sufre por todo, aunque no sean sus problemas propios. Pero que se preocupa por quienes ama.
Guerra: No es sólo las típicas guerras a muerte que se ven en las películas de zombies y militares... también existen las guerras internas, las guerras que ocurren consigo mismo cuando quieres dejar de existir pero al mismo tiempo no.
Hambre: Los Seres vivos necesitamos alimentos para sobrevivir, ¿Cierto? Lamentablemente no siempre se tiene ese privilegio. Yo era uno de esos, antes de ser idol, mi vida no era muy buena ni muy lujosa. De hecho, en muchas ocasiones, tanto siendo trainee como en mi vida con mi familia, el dinero no era suficiente para comer, y créeme que es la peor de las sensaciones: no comer por falta de recursos. Aunque también existe otro tipo de "hambre", ¿Conoces a la llamada "ambición"?
Envidia: ¿Qué persona, en su sano juicio, no ha sentido envidia alguna vez? Algunos disfrazan los motivos e intenciones de su envidia con los términos "envidia buena" y "envidia mala". La "envidia", yo la consideraría como admiración, pero la cual tiene consecuencias impredecibles dependiendo de quién la sienta. Yo he envidiado, y he sido envidiado, pero mis intenciones mayormente no han sido malas.
Ira: El mal que se apodera de mí con más frecuencia de la que me gustaría admitir. Hay muchos motivos que desatan mi ira, los malos comentarios, los insultos, el fallarme y fallarle a los demás... Son muchos motivos. La ira es inevitable, pero es controlable, eso lo aprendí desde pequeño.
Podría seguir, pero me desvestiría completamente revelando mis sentimientos y pensamientos.
Así es que mejor, continúa con mis siguientes objetos, esos que se esconden con apenas una cortina de humo.
Porque esta parte es sólo una introducción a la famosa caja de Pandora a la que pertenezco.
