Capítulo 20

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Kaulder estaciona el auto frente a mi edificio, sostengo la bolsa con comida que compró para nosotros contra mi pecho, me giro a verlo dudando sobre que decir.

- ¿Estás seguro de lo de mañana?

- Tú tienes la última decisión Ainara, pero creo que sería de mucha ayuda.

- ¿Estarás ahí?

- No estaré en la cita contigo, pero si quieres voy a estar justo afuera esperándote – asiento.

- ¿Y mis hijos?

- Pueden quedarse con mis hermanas en mi casa y así ven a Jake – vuelvo a asentir.

- Yo no... no creo que pueda pagar la consulta – me avergüenzo.

- No te preocupes por eso, no está mal recibir ayuda – y como antes vuelvo a asentir.

- Entonces ¿Nos vemos mañana?

- Si.

- Vale – salgo del auto, pero no es hasta que estoy dentro del edificio que se pone en marcha.

Llego al departamento, despido a Rosita y saco la comida de la bolsa para servirla en los platos, una vez todos estamos sentados decido romper el silencio.

- Mañana Kaulder y yo saldremos y ustedes podrán jugar con Jake toda la tarde – sus pequeños rostros se iluminan haciéndome sentir aun peor.

- ¿Serio, mami?

- Sí, pequeño – los dos terminan su cena con gran entusiasmo.

Se encierran en su habitación mientras yo termino de organizar la cocina, cambio mi ropa por la pijama y me acerco a su puerta, desde hace dos semanas ignoran mis bunas noches y ni siquiera me piden que les cuente un cuento, simplemente me ven, por lo que dudo al entrar, pero igual lo hago.

- Dulces sueños, bebés – cruzan miradas conmigo y me sonríen.

- Buenas noches, mami – suspiro sonriendo.

Por primera en dos largas y dolorosas semanas duermo en paz.

Mi celular vibra sobre la mesa llamando mi atención, es un mensaje de Kaulder indicando que está abajo, mis niños salen disparados hacia afuera con emoción, cierro la puerta rápidamente y me encuentro con ellos en el elevador.

Una vez en la planta baja salen corriendo hacia Kaulder quien se agacha a su altura y los envuelve en sus brazos, sus risas infantiles agrandan mi corazón.

Mi mirada se posa en el acompañante de Kaulder.

- Hola Ainara – sonrío con los labios pegados.

- Hola Justin.

Me despido de los niños que se van con Justin a la casa de Kaulder y yo me adentro en su auto con él, mi pierna repiquetea todo el trayecto hasta el consultorio de la psicóloga, al llegar tomo al hombre a mi lado del brazo impidiendo que salga.

- Voy a estar ahí, no me iré en ningún momento – asiento.

Salimos del auto y nos adentramos al pequeño edificio, llegamos hasta el piso tres en el que se encuentra una bonita sala de espera completamente vacía, me acerco al mostrado para informar de mi llegada, la mujer del otro lado me sonríe con cordialidad y me indica que unos minutos podré pasar y así sucede.

- Hola Ainara – del otro lado de la habitación hay una mujer, su postura es recta y su presencia elegante haciéndome sentir pequeña – Soy Amy, toma asiento, por favor.

Maldito jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora