Capítulo 41

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– Señorita, necesitamos su declaración – me alejo del pecho de Kaulder tras ser la tercera vez que me lo piden – Trataremos de ser rápidos – hace más o menos siete minutos cinco oficiales se adentraron en la compañía, pero no era capaz de alejarme de mi zona segura, Kaulder.

- Claro – murmuro.

- ¿Qué ocurrió? – una oficial se me acerca con una libra en su mano.

- Desde que entré a la compañía Frank – lo miro unos segundos – Empezó a acosarme, al inicio era poco, más...sutil, de un tiempo para acá...

- Sé más específica, por favor – me interrumpe.

Inhalo con fuerza buscando fuerza en mi interior, siento que no voy a poder con todo, pero me lo debo, no por Kaulder, no por los niños, por mí, me lo debo a mí.

- Hace unos tres meses, tal vez un poquito más – me restriego los brazos – Sus ataques eran más constantes.

- ¿Qué acciones realizó? – su mano se mueve rápidamente, pero por el ángulo no puedo ver sus apuntes.

- Me ha besado en contra de mi voluntad, también me ha tocado y ayer amenazó con violarme si lo denunciaba – los ojos de la oficial chocan con los míos al decir lo último.

- Tendremos que confirmar esa información – me giro hacia otro oficial.

- ¿Perdón? – volteo a ver a Kaulder asustada.

- Señorita, que usted lo diga no lo hace real – les hace una seña a los otros oficiales y estos sueltan a Frank.

- ¿Lo dejarán libre? – jadeo con la voz entre cortada, doy un paso atrás chocando con el pecho de Kaulder – No pueden, no... – siento como mis manos comienzan a temblar y creo que en cualquier momento mis piernas van a fallar.

- La pondremos en prioridades – habla la oficial rápidamente – El lunes a primera hora vendré con dos oficiales más para recaudar pruebas ¿Sí? – asiento o creo que lo hago al sentir como mi cabeza comienza a doler – Frank Smith, tiene prohibido salir de la ciudad ya que hay una investigación en su contra, de hacer lo contrario se emitirá una orden de captura en su contra.

- Como sea – masculla.

- Ya tengo la información necesaria.

Después de ahí me alejo, Kaulder se encarga de hablar con los oficiales, pero yo me siento en modo automático, él estará caminando por ahí, la sola idea me asquea, no sé cuánto tiempo pasa hasta sentir los brazos de Kaul a mi alrededor, si habla su voz no llega a mis oídos, lo único que escucho es un pitido, como el que emite la maquina cuando un corazón deja latir.

Nos montamos en al auto, Dam conduce o eso creo, Kaulder me toma de las mejillas, mis ojos chocan con los suyos, sus ojos chispean de furia, pero unos segundos después se ablandan y entierra mi cara en su pecho, así pasamos todo el camino a casa.

Al llegar le pido que se encargue de los niños, no espero una respuesta ni siquiera saludo a Miley, simplemente me escabullo subiendo las escaleras, me encierro en el baño de nuestra habitación y cuando por fin me siento sola, lloro, mi corazón se hace trisas, ni siquiera se lo llevaron a la comisaría, lo soltaron y ya.

Un fuerte sollozo sale de mi garganta ¿Este es el mundo en que mis hijos van a vivir? ¿En el que Abi va a vivir? Un mundo en el que las mujeres sobreviven, que salen aterradas en la noche por miedo a ser violadas, que salen a trabajar y corren el riesgo de ser acosadas ¿Qué clase de sociedad permite eso?

El nudo en mi garganta crece y termino vomitando, mi garganta arde, mis ojos arden, mi piel arde, mi corazón arde.

Tiro de la cadena y enjuago mi boca unas tres veces, me vuelvo a sentar en el rincón del baño llevando mis piernas a mi pecho, me repito una y otra vez que nada de lo que pasó fue mi culpa, pero entonces mi mente me juega una mala pasada y me transporto a cuando entré a la compañía, pienso en que pude haber hecho para llamar su atención ¿Qué le hizo pensar que quería su atención? ¿Por qué no pudo irse cuando dije no? ¿Qué un no, no es suficiente?

Maldito jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora