Capítulo 6

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- ¿Mami? – ajusto la chaqueta de Drien.

- ¿Si, mi cielo?

- ¿El sábado vamos a vernos con el señor B y Jake?

- No lo sé, mi amor, tal vez – termino de pasar la tira de la mochila por su brazo – ¡Hija, vamos! – mi hermosa hija viene corriendo, le pongo su mochila y salimos rápidamente del departamento ¿Cómo es que nunca podemos salir con tiempo?

Dejo a mis pequeños en el jardín y rápidamente me dirijo a la compañía, una vez tengo en uniforme impecable y la coleta ordenada, tomo el carrito de limpieza y subo hasta la cafetería, le preparo el café al señor Bharmdaj, ¿Le echo azúcar? No, mejor llevo los sobrecitos por si acaso, al llegar al piso la secretaria del señor Bharmdaj, de la cual desconozco su nombre, me mira con el ceño fruncido, pero no me dice nada, toco la puerta y después de escuchar un adelante, entro.

- Buenos días, señor Bharmdaj.

- Buenos días, señorita Walsh.

- Le traje su café, solo que no sabía si lo quería con o sin azúcar, así que traje unos cuantos sobrecitos – extiendo mi mano.

- Seis sobres de azúcar son muchos, ¿No cree? – por su tono de voz sé qué el comentario no lo hizo con mala intención, pero aun así mis mejillas se calientan.

- Si, lo siento ¿Dos? – asiente, rasgo dos sobres, vierto los pequeños cristales blancos sobre el líquido oscuro y lo revuelvo.

- Gracias – toma un sorbo y al ver que no hay ninguna reacción negativa asiento – Que tenga buen día.

- Un placer y lo mismo, señor Bharmdaj – me giro y rápidamente salgo de su oficina.

El día pasó sin ningún sobresalto, Frank me dedicó una que otra mirada ladina, pero en ningún momento se acercó a mí, lo que realmente agradecí, en la tarde le llevé el té a Kaulder, con dos de azúcar, limpié su oficina – estás vez sin él en ella – y mi día terminó sentada en el sofá, viendo una película de Disney con mis hijos, uno a cada lado acurrucado contra mí y es justo por momentos como este que me convenzo que cualquier sacrificio por ellos valdrá la pena.

Dejo el pocillo en el escritorio, el señor Bharmdaj, suelta una maldición por lo bajo.

- ¿Sucede algo? – apenas la pregunta sale de mí me arrepiento.

Saca sus ojos del computador para posarlos en mí, muerdo la parte interna de la mejilla al no saber interpretar su mirada, si bien toda esta semana hemos tenido una que otra conversación, eso no me da derecho a inmiscuirme en su trabajo.

- Sucede que hay un erro en estas cuentas, pero no logro encontrarlo – habla con frustración, es ahí donde me hago consiente de que tiene el cabello despeinado como si hubiese pasado muchas veces sus manos por este y de los pequeños parches oscuros bajo sus ojos.

- ¿Puedo ver? – pregunto dudosa, lleva el pocillo a sus labios y asiente, me posiciono a su lado, centro mi mirada en el computador, noto como mira mi perfil, pero lo ignoro – Creo que – hago un cálculo mental, por favor que no falle, por favor que no falle – El error está en la fila nueve, justo aquí – señalo con mi dedo, Kaulder acerca su cara a la pantalla, veo como mueve los labios sin mencionar palabra alguna.

- Tiene toda la razón, ¿Cómo lo supo?

- Abajo el porcentaje es 14,7%, pero para que eso se cumpla el valor de la fila nueve debe tener un cero de más.

- Sorpréndete – frunzo el ceño, me giro a verlo un poco molesta.

- Gracias, yo estudié dos años de economía – mi tono no es elevado, pero si fuerte – Solo que lo tuve que dejar por...porque quedé embarazada, pero me he leído uno que otro libro – lo último lo digo con voz dudosa, pero con el mentón elevado.

Maldito jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora