Izana Kurokawa se había vuelto un total desastre y él lo sabía, la vida de lujos y vicios se había apoderado de él y no le molestaba, tenía lo que quería con tan solo pagar unos billetes.
Todo iba perfecto pero ¿Que sería de Izana cuando la viera a...
Antes de salir de aquel club, me quede unos segundos más esperando a la dueña de este lugar pero, al ver cómo aquella chica se quitaba la ropa y subía al tubo para bailar me tenía realmente atrapado. Ver su cuerpo mover sus caderas al ritmo de la música y ver como se trepaba al tubo
¡ahg!
Maldición. ¿¡Quién era aquella chica!?
Reconocí a la mujer frente a ella.
Amber.
Habia sido comprada múltiples veces por el maldito sucio de Hanma.
Cuando Amber llegó aquí, Hanma fue el primero en comprarla y desde ese entonces no ha parado de hacerlo.
Enrede mi mano en el pelo de Shy y lo jale hacia atrás mientras aceleraba mis movimientos. Solo podía imaginar los movimientos de aquella chica sobre el tubo, nunca la había visto antes en el club, de seguro sería nueva y no dudaría en comprarla así como lo hice con Shy.
Di un fuerte golpe en el trasero de Shy haciendola gemir, pase mi mano por mi pelo y solté un gruñido. Haber visto a esa chica me estaba volviendo loco, podía estar follando con Shy pero en mi mente estaba ella.
-¡Grita para mi Shy!- azote mas fuerte su trasero que ya se encontraba teñido de rojo por los fuertes golpes que daba.
Shy gimió aún más fuerte cuando acelere mis movimientos, tomé sus caderas para poder introducirme mas profundo, sentía como apretaba sus paredes alrededor de mi miembro, estaba por acabar así que me moví unas veces más, Shy soltó un suspiro y gimió haciéndome saber que ella también había llegado al extasis.
Salí de su interior, me quite el preservativo y lo lancé a la basura, busque mi ropa interior para luego salir de aquella cama de motel al que la había llevado, me vestí y busque las llaves de mi moto.
-Espero hayas disfrutado esta noche.-dije al ver a Shy aun en la cama, estaba bebiendo una botella de agua.
-Claro que la disfrute...-la interrumpí.
-Porque no habrán más.-dicho eso, salí del motel y fui hacia mi bella moto, meti la llave, la encendí y luego salí de ahí.
Mi cuerpo aun seguía caliente, no podía sacarmela de la cabeza, era una chica totalmente misteriosa y desconocida para mí, no puedo creer que con solo verla una vez bailar ya me tuviera a sus pies.
Y no, no hablo de Shy.
Hablo de ella.
Minutos después de haber llegado a mi casa, guarde a Marie, mi moto, y subí las escaleras para entrar a mi departamento, necesitaba tomar una ducha de agua fría para poder bajar el calor que sentía.
Al estar con Shy solo la podía ver a ella, la imaginaba haciendo aquellos movimientos en círculos sobre mí mientras la tomaba por las caderas, la imaginaba retorciendose de placer mientras la tenía abajo de mi con sus manos aprisionadas, gemiendo en mi oído deseando por más.
-¿Otra vez?-dije cuando vi mi ereccion al deshacerme de la ropa para poder ducharme.
Solo había una solución para esto, no llamaría a alguna puta, quería mantener sus movimientos al bailar en mi cabeza, lentamente fui bajando mi mano hasta llegar a mi miembro erecto el cual tome y empecé a mover mi mano de adelante hacia atrás.
-tks! Ahg!-hice movimientos en círculos imaginando que los hacía ella, apoye una mano en la pared de la ducha, seguí con mi movimientos, mire hacia mí ereccion y su cara sonrojada vino a mi, deseaba verla justo en este momento arrodillada frente a mi, recibiendome con sus suaves y rosados labios, pasando su lengua saboreando mi miembro como si de una fruta prohibida se tratase.
-mhh! ah! ¡maldita sea!-estaba a punto de venirme. Poco a poco fui acelerando mis movimientos hasta que en un segundo no aguante más y explote todo sobre la pared del baño.
-TKS!-deje caer mi cabeza sobre mi brazo apoyado en la pared, tenía los ojos cerrados, me negaba a pensar en otra cosa que no fuera en su baile.
Reí para mis adentros, me acababa de mastubar pensando en una total desconocida, si con su baile me traía loco me imagino como sería si la tuviera aquí conmigo.
Luego de unos largos minutos en la ducha, salí, seque toda gota de agua que recorría por mi cuerpo y me metí a la cama desnudo. Si realmente quería saber quien era aquella desconocida debía hablar con la encargada del lugar y eso haría.
Nada me detendría a averiguar quien era ella, si de algo estoy seguro es que tarde o temprano la tendría de rodillas frente a mi y no rezando.
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