Seis

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Maiko Furukawa

No sabía lo que estaba pasando, ni siquiera sabía qué estaba haciendo, el alcohol se me había subido a la cabeza y no me dejaba pensar con claridad, solo sabía que estaba subiendo a un ascensor con Izana Kurokawa luego de haber llamado a Hiroko y aprobar el hecho de que él sería el primero en comprarme.

Izana marcó el número del piso en el ascensor, me quedé detrás de él observando su gran espalda, mire cada parte del lugar y pude sentir como mis mejillas comenzaban a arder por el calor del ascensor o por todo el vodka que bebí mientras conversaba con Izana en la barra.

Quería quitarme la ropa y meterme a la ducha con agua fría, el calor invadía cada parte de mi cuerpo y mas con este maldito antifaz, quería quitarlo pero no sabía si era seguro hacerlo y que luego Izana viera que la chica que lleva a la cama es la misma que le sirve los tragos que tanto le gustan.

-Hiroko pidió mucho por ti...-rompió el silencio Izana.

-mh debe ser porque eres el primero en haberme comprado...-respondí desde atrás, su voz gruesa hizo cosquillas en mi oido, podía sentir las vibraciones que hacía al hablar.

Él se giro y me observo lentamente, por un momento me sentí pequeña ante su mirada, sentía como si fuera a devorarme.

-¿Estas bien?- subí la mirada y se encontraba de brazos cruzados, al mirarlo sentí el calor aumentar en mi cuerpo, él se acercó a mi puso su mano en mi cara y sentí su frío tacto en mi mejilla.

-Estas ardiendo.-dijo serio. El timbre del ascensor sonó y salimos de allí, una fría ola de aire chocó conmigo al salir al pasillo del edificio, solo quería llegar a la habitación y acostarme.

Seguí a Izana desde atrás, buscó una llave y abrió la puerta de la habitación en la que nos quedaríamos.

Hiroko e Izana habían llegado a un acuerdo de que él me compraba por una suma de dinero bastante alta y debía cumplir con lo que él quisiera.

Pero hoy no me sentía en condiciones de cumplir con sus deseos.

Al entrar a la habitación era bastante amplia, la sala tenía una gran vista a la ciudad, las luces brillaban demasiado, había un pequeño bar en una esquina con licores de alta calidad, pude reconocer algunas etiquetas.

Izana se sacó el traje que llevaba y lo dejó en el sofá, se acercó al bar y tomo una botella de whisky de manzana ¿Es que este hombre no conoce otro trago que no sea el whisky?

-Ten-se acercó a mi con un vaso de un liquido transparente.

-No quiero-el rodó los ojos y siguió con el vaso extendido.

-Es agua solamente.-recibí el vaso y tomé un trago.

Me acerqué a la ventana y mire hacia la ciudad, de noche era aún mas hermosa, Izana se quedó a mi lado en silencio, quería hablar pero no sabía que decir o que hacer.

-Es mejor que te des una ducha y vayas a dormir-me sorprendí al escuchar su voz, estaba demasiado concentrada mirando las luces.

-¿Cuanto pagaste por mi?- me giré quedando a centímetros de él.

-tks eso no importa ahora...-ignore por completo lo que me estaba diciendo, quizás no recordaría nada al otro día pero con el alcohol nublando mis pensamientos y teniendo a Izana frente a mi solo me quedaba hacer una cosa, si no era ahora, quizás nunca lo haría.

Y lo hice.

Izana Kurokawa.

Sus suaves labios presionaban los míos, sus brazos rodeaban mi cuello, esto no tenía que estar pasando, no podía dejar que avanzará.

No creí que ella fuera a hacer esto, menos en el estado que se encontraba.

Había pagado demasiado dinero por ella, Kokonoi fue la apuesta más grande que tenía pero no dejaría que alguien más la tocara, estaba siendo egoísta pero fui yo quien la descubrió primero, fui yo quien la vio bailar y hacer su debut en aquel lugar.

-Hey...-me separe de ella, quería detenerla pero ella en segundos dio un pequeño salto y se enredo en mi torso, la tomé por los muslos y la dejé sobre la barra.

-No haré nada contigo...-ella sonrió, me tomo por la camisa y me acerco a ella, puso ambas manos detrás de mi cuello y volvió a besarme, sus besos eran húmedos y dulces.

-¿A qué le tienes miedo, Izana Kurokawa?-bajo para besarme el cuello y dejó pequeñas marcas allí.

-El miedo teme de mi preciosa- ella seguía presionando sus cálidos labios en mi cuello.

Poco a poco sentí como en la habitación estaba aumentando la temperatura, me estaba perdiendo en los roces que hacía de sus labios sobre mi pecho cuando logró quitar mi camisa por completo, ella aún se encontraba con la lencería que había bailado, se veía demasiado bien, cualquier hombre desearía poder verla así en estos momentos y yo, lo estaba haciendo.

-Hiroko dijo que podías hacer conmigo lo que quisieras-tomó mi mano y la pasó por su cuerpo haciéndome acariciarla.

-¿Tú quieres que haga contigo lo que yo quiera?- sus mejillas estaban rojas por la excitacion del momento.

El acuerdo era que podía hacer con ella lo que quisiera, Hiroko dijo que serían 3 días en los que ella debía estar a mi disposición.

Ella asintió y se mordió el labio... mierda, podía hacerla mía justo ahora pero estaba borracha, de seguro mañana no recordaría nada de lo que estaba diciendo o haciendo, así que la tomé por los muslos y la lleve a la cama, ella comenzó a besar mi cuello, traté de controlarme mientras la dejaba sobre la cama, sabía que apenas la dejará ahí se dormiría.

Y asi fue.

La noche era fría así que traté de abrigarla aunque dudo que sintiera frío si hace unos minutos atrás su cuerpo ardía cerca del mío. La mire por unos segundos, dormía tranquila y parecía algo incomoda, quité su antifaz y lo dejé sobre la mesa de noche.

-Claro que me conocías...-susurre viéndola detenidamente, me aleje de su lado y me fui dejándola en la habitación.

3 días.

No necesitaba más.

3 días eran suficientes para poder estar con ella.

Si, solamente yo subo un capítulo a las 2 am :)

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Si, solamente yo subo un capítulo a las 2 am :)

My Sweet Obsession~Izana Kurokawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora