8: Dos llamadas.

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Maratón 1/2:

La furgoneta recorrió miles de kilómetros para llegar al lugar del destino. Estaba anocheciendo y las farolas de las calles empezaban a encenderse mientras que se estacionaban detrás del museo. Jschlatt exhaló con un tono cansado. Al fondo de la furgoneta blanca se oyeron unos ruidos.

"¿De verdad que te encuentras bien, papá?"

"Si. Y no sé porqué has venido conmigo, de verdad, Tubbo.  Eres muy joven para esto."

"Ya lo sé, pero no quería quedarme solo en casa. Además, si esta es la primera vez, te podré ayudar con el resto e iremos más rápido ¿No?"

El otró pensó.

"Bueno, esta vez te dejaré ayudarme. Si todo va bien, serás mi aprendiz, pero si todo va mal, te mandaré a la mierda y te abandonaré. ¿Queda claro?" Tubbo asintió firmemente. Después de eso, los dos bajaron del vehículo y abrieron el maletero. De allí sacaron varias cuerdas, arneses, gorros negros y un maletín reforzado. Se pusieron los arneses y les engancharon las cuerdas, que estaban atadas a unos ganchos. Los dos se miraron.

"¿Listo?" Preguntó Jschlatt.

"Por supuesto que si." Tubbo se puso la capucha de su sudadera verde oscuro y se la apretó. Luego, se puso el gorro negro en la cabeza.

Los dos empezaron a balancear los ganchos de las cuerdas para luego soltarlas y caer en la azotea enganchándose en el murete de esta. Cuando comprobaron que estaba bien enganchado, tiraron de la cuerda elevándose en el aire. Apoyaron los pies en la pared trasera del museo y empezaron a escalar. Llegaron arriba y comprobaron que hubiesen cristales en el techo por donde entrar. Cuando todo estaba preparado para hacer un pequeño agujero en el cristal, se oyó una sirena de policía cercana. Los dos se pararon en seco y Jschlatt fue a ver lo que sucedía por la parte delantera de la azotea del museo.

"Solo están de guardia por otras calles. Tú continua, yo vigilaré." Le ordenó a Tubbo. Este siguió rompiendo el cristal con una pequeña sierra de mano. Consiguió hacer un pequeño agujero por donde entrar. Después, los dos engancharon los ganchos en el murete de la azotea y primero entró Tubbo. Se dejó caer, pero la cuerda que se enganchaba a su arnés impidió que cayese encima del tiranosaurio rex que estaba en medio de la sala. Se empezó a abalanzar de un lado para otro en el aire y soltó su cuerda de seguridad. Entonces, cayó en una parte despejada de la sala. Cayó a la perfección. Tras él fue Jschlatt, que cayó aún más glamurosamente que su hijo.

Los dos estaban solos, en el museo, de noche. Su único obstáculo era el guardia de seguridad nocturno que deambulaba por los pasillos. Irían a por él. Sigilosamente, recorrieron los pasillos hasta dar con él, pero estaba distraído mirando su teléfono. Decidieron usar una distracción. El padre tiró a propósito una armadura medieval al suelo. El guardia saltó del sustó y fue a mirar qué era lo que causó el ruido.

"¿Quién está ahí?" Dijo el guardia. Pero no respondieron. Cuando terminó de ver la armadura desprendida, apagó la linterna que antes había encendido. "No es una gracia."

Después de oírlo, Jschlatt se acercó por la espalda del vigilante y le durmió con un pañuelo con cloroformo. El guardia enseguida se durmió y se quedó en el suelo. Luego, los dos se quedaron más tranquilos sabiendo que no corrían peligro. Buscaron por los pasillos objetos caros, valiosos y ligeros de llevar hasta que llegaron a la sala que buscaban. A la sala en la que Jschlatt quería ir. Estaba entera a oscuras y no se podía ver nada. Tubbo pulso un interruptor y una luz se encendió en medio de la sala diéndose a ver una pequeña caja de metal negra. Tubbo dió un paso hacia delante, pero su padre le detuvo antes de dar el segundo paso. Después, Jschlatt sacó un bote de desodorante en spray y polvoreó un poco en el ambiente. Su hijo tosió por el olor del spray. Después de echar el desodorante, se pudo ver en el aire unas rayas rojas que iban de un lado de la sala a la otra.

𝐃𝐢𝐞 𝐎𝐧 𝐖𝐚𝐫 ||| 𝐃𝐫𝐞𝐚𝐦 𝐒𝐦𝐩 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora