5

217 32 5
                                    

Doyoung es despertado por la exquisita tortura húmeda que aspira su polla. Tan pronto como abre los ojos, se arquea por puro instinto, el calor desaparece, y de repente la cara sonriente de Taeyong está delante de él.

—Buenos días.

—Uh... Buenos días. —Parpadea confundido. Esto nunca ha sucedido antes—. ¿Qué estás haciendo?

—Dar los buenos días a mi adorable prometido. —Contesta antes de deslizarse hacia abajo por su cuerpo.

Hay ruido procedente de la cocina, y Doyoung siente un momento de pánico a través de la excitación. —Jaehyun está allí.

—Sí. ¿Y?

—Él puede oírnos.

—Estoy seguro de que no le importa, —dice Taeyong, antes de tomar la polla de Doyoung en su mano y lamer desde la base—. Sólo recuéstate y disfruta.

El placer anula su indecisión, y hace lo que se le dice. Es una novedad -Taeyong tomando la iniciativa para tener sexo en la mañana- y no quiere decir nada que pueda arruinarlo, mucho menos quiere evitar que sea así de espontáneo de nuevo.

Cuando finalmente salen del dormitorio para ir a la cocina, Jaehyun se ha ido, pero una humeante taza de café sobre la barra delata que se fue recientemente, y al parecer con prisa.

Doyoung trata de no leer demasiado en eso, y trata de no pensar en la noche anterior, o la noche anterior a esa, o en cualquier otro momento desde que Jaehyun entró en aquel restaurante y puso su mundo de revés.

La boda. Eso es lo que importa ahora. Y Taeyong.

Se sirve una taza de café y se apoya contra el mostrador, mirando a Taeyong mientras les prepara pan tostado. —¿Todavía iremos a recoger los anillos el martes?

—Sí, —contesta Lee sonriendo a Doyoung por encima del hombro—. Y tendremos una reunión con el director de eventos en el hotel el lunes. Todo va avanzando, ¿verdad? —Se acerca a Doyoung y pone las manos en sus caderas—. ¿Estás emocionado?

Doyoung sonríe. —Muy emocionado.

—El mes que viene serás mi esposo, —dice Taeyong acercándose y apretándolo más fuerte.

—No puedo esperar, —dice Doyoung tragando un bulto raro de sequedad en su garganta.

Taeyong le da un beso en la esquina de su boca, y luego se separa para terminar con el pan. —¿Qué harás este fin de semana?

—Uh... —Doyoung frota su frente con una mano, trata de buscar en su mente algo más que la boda, y la emoción que siente Taeyong por ella, y algo más que Jaehyun—...compras navideñas.

—Bien, toma. —Taeyong saca su billetera de su bolsillo trasero, toma una tarjeta de crédito y se la entrega a Doyoung—. Mientras estás en ello, cómprate algo extra.

La irritación que a menudo le afecta se cuela entre la dicha que sintió más temprano esa mañana. —No necesito tu dinero, Lee.

—¿Puedes parar con eso? Nos vamos a casar, Doyoung. Lo que significa que lo que es mío es tuyo ahora. —Le agarra la mano y lo obliga a tomar la tarjeta—. Tan pronto como estemos de vuelta de la luna de miel, voy a añadir tu nombre a todo lo que tengo. ¿Entonces, cuál es el problema?

—Es sólo que no quiero que nadie piense que me estoy aprovechando de ti, —dice Doyoung después de un momento, contemplando el color dorado en relieve de las letras en la tarjeta de crédito y su estómago se retuerce. No está del todo seguro de si esa es la verdadera razón.

—¿Quién piensa en eso?

—Nadie, —dice Doyoung. Resopla y pone la tarjeta dentro de su bolsillo, se estremece cuando siente la amenaza de un dolor de cabeza perforando su sien—. No lo sé. Ese primo tuyo.

El Padrino | Jaedo (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora