Esperaré

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Aquí me quedé porque con un garabato en mi mano logré darme cuenta que esperarte era la mejor opción. Te esperé al caer la noche, al ver las estrellas, tenía frío y tantas dudas pero nunca abrí la mano, nunca deje escapar ese garabato pues tú volverías, algunas horas y la soledad se sentía devastadora dejándome en esa baqueta blanca esperando que mágicamente se abriera la puerta. Lo hizo, paso, pero tú no estabas allí, ya no más, tu cuarto vacío me hizo pensar en que no supe en qué momento el garabato se volvió un hilo negro que marcaba el camino a dónde te habías ido y no pude ver el final.
Dormí en nuestra cama (tu cama que tantas veces fue de los dos) y esa cobija rosa se volvió mi nuevo garabato.

Garabatos, sonrisas y nostalgiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora