Capitulo 5

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CUATRO días después tras la llegada del mensajero, Sakura recibió un halcón de Kakashi. Parecía que el Primer Ministros de Redaku invadió la Aldea de Nagare con ayuda de la Reina Manari. Por otro lado, el hermano de la reina, Nanara, estaba en contra de este movimiento, y decidió rebelarse contra la administración. Kakashi decía que él pretendía apoyar a Nanara.

Un embajador del primer ministro vino a hablar con Zansuru sobre el “progreso”. Zansuru respondió que enviaría pronto “fuerzas”. Naturalmente, hablaba de su intención de ayudar al ejército del Primer Ministro.

Pero ¿dónde estaba este poder, en un instituto tan al norte, del que él hablaba?

En cualquier caso, recopilé un breve resumen de lo que sabíamos hasta momento por Kakashi.

La respuesta venía atada a la pata del ave, con una cinta roja al cuello. El halcón abrió el pico, mostrando su insatisfacción por no ser capaz de tomarse un descanso. Se le dio un pedazo de carne seca como recompensa por su duro trabajo y luego regresó con Kakashi.

Con eso, Sakura se dirigió al comedor.

·+·


Justo era la hora de cenar. Una multitud de presos se alineaban donde el mostrador de comida y se estiró hacia el pasillo que acababa en el comedor.

Ella quería contarle a Omar sobre la información que había recibido de Kakashi, pero no lo veía por ningún lugar. Ignorando los ojos de los prisioneros sin reserva alguna, se sentó junto a la ventana, apoyando su mejilla contra el bordillo de la ventana.

Había un montón de cosas que no entendía en la relación entre Zansuru y el primer ministro.

La fuerza de la que hablaba Zansuru...

El significado del mapa astronómico con las doce constelaciones.

Los polluelos encontrados en el sótano por Omar y las rocas apiladas junto a la pared. Incluso si reunía cada fragmento de información de estos eventos, verlo como un todo era difícil. Quizás no había nada de qué preocuparse por el segundo sótano. ¿Y si alimentar los polluelos y crear esculturas eran simplemente un hobby de Zansuru?

Nah, no hay manera.

—No lo sé…

Mientras Sakura se apoyaba en la silla, un anciano la llamó:

—Sensei, ¿puedo sentarme aquí? —Vino desde el otro lado de la mesa.

—Claro. Adelante.

Ganno. Tiene como hobby pintarse las uñas. Está en la misma celda que Omar.

Ganno miró a la escena fuera de la ventana mientras se vertía una taza de té de la oscura tetera en la mesa.

—El sol ya se está poniendo.

Respondiendo a la breve charla…

—Sep. —… Sakura miró al sol que iluminaba la mesa. El rayo de luz rojiza que cayó sobre la mesa era muy brillante; parecía como si pudieras tocarlo con la mano.

—Durante mucho tiempo pensé que el anochecer era resultado de la caída del sol. —Ganno dijo, mirando fuera de la ventana—. Supongo que estaba muy equivocado. La tierra en la que vivimos, que gira libremente alejándose del sol. Solía pensar que era el cielo el que se movía.

—Yo también me sorprendí cuando aprendí eso. Desafortunadamente, en el mundo, los humanos se consideran a sí mismos como el centro de todo.

Ganno gentilmente entrecerró los ojos, mirando la mano de Sakura.

Omar Retsuden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora