Capitulo 6

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GYA-GYA!!

Fuertes gritos penetrantes resonaron mientras las bestias semejantes a pterosaurios volaban sobre la cabeza de Omar. Había al menos unos diez, chasqueando las lenguas, aunque su cantidad no era algo de lo que molestarse.

Omar, que iba corriendo hacia el laboratorio, de repente se detuvo.

—¡Sakura! ¡Ve al laboratorio y busca a Zansuru!

—¡¿Omar?!

—¡Voy a perseguir a esos!

La prioridad ahora era capturar primero a ese enjambre de bestias que se esparcían por el cielo. Si se dispersaran en diferentes direcciones mientras volaban, Omar nunca sería capaz de perseguirlos individualmente.

Asintiendo, Sakura corre hacia el Instituto.

Omar trató de convertirse en Super Saiyajin para ascender al cielo, pero una voz vino desde detrás suya…

—Aquí estás, 487…

Tras Zansuru, las poderosas alas de un dragón se clavaron en el suelo. Zansuru seguía con su enigmática mueca.

—Zansuru… —Omar miró fríamente al hombre ante él—. Tú… Tú eres el que revivió esas bestias. ¿Con qué propósito?

—Heh, no puedo contártelo. Más importante, tengo algo que preguntarte…

—¿No responderás mi pregunta, pero esperas que yo te escuche a ti? —Omar trató de seguir alargando la conversación mientras pensaba en cómo romper el sellado de Zansuru.

—Parece que no conoces tu lugar. Eres un shinobi que renegó de su país; yo soy un poder del Estado.

—La Reencarnación del Mundo Impuro es un jutsu prohibido. Incluso si eres un representante del Estado, esto no acabará sin castigo.

—¿Reencarnación del Mundo Impuro? —Zansuru alzó una ceja—. En tu país, el jutsu prohibido que resucita a los muertos, ¿es así como se llama? —Aparentemente, el jutsu que él estaba usando no era el mismo Reencarnación del Mundo Impuro que Omar conocía.

Boom!

De la nada, una fuerte explosión vino desde atrás, como si algo colapsase. Una parte del muro del Instituto fue destruido probablemente.

¿Sakura está a salvo?

Omar miró hacia atrás, al acantilado; los ojos de Zansuru se movieron en respuesta. Aún había algún movimiento visible. Miró a sus alrededores para buscar una explicación, sin usar sus ojos. Omar miró de nuevo a Zansuru.

—¿Pretendes usar las bestias resucitadas como armas? ¿Para respaldar al Primer Ministro en su conspiración?

—Oh, aprendes rápido. Sabiendo eso… me pregunto si tendrás algún colega en la Aldea de Nagare…

—¿Qué harías?

—Sería una buena oportunidad: agotar a ese grupo haciéndoles escudar directamente al Primer Ministro.

—Heh. —Las comisuras de la boca de Omar se alzaron—. ¿Esto es todo el plan del Primer Ministro? ¿Matarlos a todos?

—¿Algún problema? —Abruptamente, la relajada mueca de Zansuru se convierte  en una seria—: Por supuesto, morirán. El Estado decide qué gente que viole las reglas seguirá vivo. Honestamente, las bestias son demasiado valiosas: soy reluctante en cuanto a dejarles comer a esa gente, pero así es como funciona el jutsu. Están controlados por aquellos a quienes comen, reanimados por el cuerpo en sus estómagos. Si no fuera por el plan de Primer Ministro, ¿quién habría hecho todo el trabajo? ¡Soy el poder del Estado! ¡Debería ser el cerebro de este país! ¡A diferencia de ellos, esos presos son solo pares de manos y pies dispensables! —La excitación de Zansuru aumentaba mientras hablaba. El marco de la gafas se resbaló hasta sus labios mientras gritaba. Se las recolocó—. ¿Si no fuera por el Primer Ministro, acaso hubieran venido a un lugar como este?

Omar Retsuden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora