Las Crónicas del Búho: Hechizo de Luz [Libro #1]

Capitulo 3| Silfio, la flor de la vida

—¿Puedes repetirlo de nuevo? —pidió el director Bump.

Luz inhaló profundamente antes de responder.

 —Ya se lo he dicho por milésima vez, director Bump, no sé cómo fue que lo hice. Simplemente coloqué mis brazos así. —Luz cruzó sus brazos a manera de una "X" colocándolos sobre su cabeza a manera de escudo, pero esta vez, sin ningún rayo de luz saliendo de ellos—. ¿Ve? No sucedió nada. Simplemente no sé cómo lo hice. —La humana se inclinó hacia atrás en su silla.

El director entrecerró los ojos y decidió tomar nota del suceso en su mente. La señorita Alacrán veía expectante al director Bump. Ella sabía que Luz merecía por lo menos ser enviada al pozo de detención por un día entero, o, si eran un poco más severos, sería enviada a la clase para preescolares; el lugar en donde merecía estar por no saber lo esencial sobre la magia.

 —Creo que tendremos que darle una segunda oportunidad —anunció Bump, rompiendo el incómodo silencio que inundaba la habitación.

 —¡¿Pero qué?! —exclamó la señorita Alacrán sorprendida, casi se podría decir que estaba ofendida—. Es imposible, director Bump. Simplemente, la humana cometió varias infracciones en una sola clase, como por ejemp...

 —Pero si tengo entendido, señorita Alacrán, las infracciones que Luz cometió fueron incidentes. No sólo eso: fueron incidentes provocados por su pequeño asistente, Alastor. —El director miró de reojo al pequeño demonio, quién agachaba sus orejas de vergüenza.

La señorita Alacrán apretó los puños y cerró los ojos; estaba enfadada por la decisión del director pero, al mismo no tiempo no podía hacer nada para evitarlo, así que decidió resignarse.

 —De acuerdo, el examen puede posponerse para la próxima semana —anunció la señorita Alacrán un poco más "tranquila"—, pero si descubro a Luz haciendo trampa de nuevo, tomaré cartas en el asunto.

 —Que así sea —dijo el director Bump—. En cuanto a ti —Señaló con su dedo a Alastor—, recibirás un castigo por tu insolencia. Dejarás tu forma física por tres días y volverás a tu gema.

El pequeño demonio se alarmó y sus piernas empezaron a temblar violentamente a causa del temor.

 —¿Q-q-qué? U-u-usted n-no pu-u-puede hace-e-er eso —dijo el demonio.

 —Si, sí puedo —dijo el director mientras levantaba su mano, lanzando un rayo de luz roja que desintegró la forma física del demonio, quedando un rubí en su lugar—. Es más, ya lo hice.

La señorita Alacrán miró consternada a su asistente, quién volvía a ser un rubí.

 —Bueno, ¿me puedo marchar de aquí? —preguntó Luz inquieta.

 —Claro. Ustedes dos ya pueden irse —les dijo Bump a la señorita Alacrán y a la humana.

Cuando estas se marcharon, Bump tomó el rubí y lo encerró en una burbuja la cual envió hacia la cámara de las gemas, con tan solo un chasquido.