CAPÍTULO 11

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Jeno lo miraba con dudas en los ojos, pero aun así había un destello de lujuria en ellos.

Las manos del alfa instintivamente fueron a parar al vientre de Renjun, lo acarició con los pulgares.

- El...pero, el cachorro, - balbuceó.

El peso de Renjun lo estaba perdiendo, estaba haciendo que su cordura desapareciera.

Sentía su cercanía, y las ganas palpitando bajo su tacto. Renjun estaba ardiendo, y él seguía el mismo camino.

- No va a suceder nada malo, - se había agachado, y susurrado contra sus labios. - Sé que nos vas a cuidar, a ambos. Por favor Jen, necesito...te necesito más cerca, más. Más todo. -

Cuidar.

Cachorro.

Renjun y cachorro.

Asintió.

Estaba perdido.

- Si, si, - se apresuró a decir, sacándole la prenda para quedar con el torso desnudo. Buscó su cuello, oliendo. - Si, los voy a cuidar. Cuidar al cachorro, - murmuró, perdido.

Renjun rio.

- Si Jen, el cachorro, - le dijo. Jeno asintió. Serio. Le estaba tocando la espalda, toda su extensión blanca, mientras Renjun empezaba un sutil movimiento de cadera.

Dentro de la habitación empezó a levantar temperatura.

Un gemido bajito, cuando la dureza del alfa se hizo notar a través de la tela. Renjun jadeó, una corriente eléctrica le recorrió la columna vertebral.

Algo empieza a palpitar en su entrada, cuando siente al alfa bajo suyo tocar su cuerpo, cuando su aroma de excitación está inundando el ambiente.

La desesperación empieza a hacer mella, y Jeno lo está sintiendo en todo su cuerpo. Quiere tomar y comer. Consumir por completo el cuerpo de Renjun, hacerlo suyo. Besarlo y lamerlo, que su nudo los deje pegados por horas porque total es allí donde quiere estar.

Con un movimiento fluido y delicado, Jeno quedó encima de Renjun. Se miraron fijo unos segundos, y sonrieron sintiendo el mismo calor nacer en su estómago y consumirlos por completo.

El alfa delineó el cuerpo bajo suyo, y éste se retorcía con su toque cuidado. Su cintura, y su vientre a penas visible, su ombligo que empezaba a saltar. Su pecho, piel lechosa y pálida, su mentón, sus pómulos y sus labios.

Los labios que sabían a un pedacito de cielo terrenal, y dónde quisiera ahogarse por siempre. Lo besó, suave en los labios, pero a la vez hambriento.

No podía tener suficiente de él.

- Vamos a ir despacio ¿Si, dulce omega? - Susurró, quedándose cerca de los labios del omega. - Cualquier cosa que sientas, cualquier dolor o molestia en cualquier momento me dices, y pararemos. Por favor, Renjunie, - rogó. Renjun veía como los ojos azules iban siendo consumidos por el negro, como la respiración iba siendo más densa y pesada.

- Sí, alfa. Si, si, - lo quería más cerca. Más todo. - Por favor, bésame más. Bésame, - Jeno lo besó, impetuoso.

Renjun sentía que se moría de sed, hasta que los labios de Jeno tocaron los suyos, de nuevo. Gruñidos y jadeos bajitos. Jeno empujó y ambos miembros rozaron, gimiendo con ganas.

Las sábanas estaban hechas jirones. Eran todo besos y manos tocando experimentalmente.

La entrada del omega estaba empapada y se sentía dilatado, como nunca antes lo había sentido. Estaba seguro que su ropa estaría mojada a ese punto.

𝐁𝐮𝐫𝐝𝐞𝐥 | ♡ 𝐍𝐨𝐑𝐞𝐧 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora