Meses después.
Renjun sostenía a Jisung en sus brazos, lo mecía suavemente con la cabecita en su hombro y cantaba bajo un arrullo, mientras le acariciaba la espalda para lograr calmarlo. Su pequeña carita miraba hacia él.
— Duerme, duerme niño, duerme, duerme ya— susurraba el omega, con los ojos entreabiertos. Jisung hacía un ruidito por lo bajo, prendido a la remera pijama de su padre omega— pedazo de mi corazón.
Jeno se tomó tres segundos para observarlo desde la puerta de la habitación, viendo como su omega caminaba lento y con pasos cortitos acunado al pequeño cachorro. Sonrió, a pesar del cansancio.
— Aquí está, amor— susurró, con la voz más baja que pudo. Renjun agradeció por lo bajo y tomó con una mano el termómetro, lo miró— ¿Logró dormirse? — consultó el alfa, acercándose y dándole un pequeño beso en la sien, rodeándolo y viendo los ojos de Jisung abiertos de par en par— Ehm, no.
— Al menos no llora— convino el menor, sintiendo el calor del cuerpo contra el suyo.
Eran casi las 2am, Jisung no se sentía bien. Lloraba, y parecía que se quejaba de algo que los padres primerizos no entendían, al parecer. El pequeño cachorro era muy tranquilo, por lo general. Se quejaba cuando tenía hambre, cuando se había ensuciando o tenía sueño.
Las primeras dos o tres semanas, luego de volver del hospital los tres juntos, habían sido un tanto... complicadas. Renjun tenía la herida de la cesárea, y por eso le costaba un poco poder moverse con facilidad, o más bien el alfa era quien tenía terror de que hiciera mala fuerza y se abriera, y era por ello que evitaba que hiciera la mayor cantidad de movimientos posible. Al principio Renjun lo veía tierno. Bastante tierno, a decir verdad.
Pero, cuando el alfa llegó a sostenerle la tapa del inodoro fue que Renjun, muy amablemente, le pidió a su alfa que dejara que hiciera algo por sí mismo, y al ojiazul le costó. Bastante. Pero, con los días había vuelto a la normalidad.
Jisung dormía en el nido, junto con ellos, por supuesto. Se habían adaptado a su nuevo hogar rápidamente, y Renjun lloró ni bien vio el nido que Jeno le había armado. Era prácticamente idéntico al que tenían en el penthouse. El lugar era grande. Amplio. Con grandes ventanas, y aún más grandes cortinas. Sus cosas estaban allí cuando llegaron, sus ropas y también la del cachorro.
Jeno lo había besado con ternura en cada habitación de la casa, cuando recorrieron a paso lento todas y cada una de ellas. A Renjun le gustaba el jardín, era grande y tenía suficiente lugar para que Jisung se pueda entretener cuando fuera el momento adecuado.
El alfa, a los ojos de su omega, era sencillamente perfecto. Se tomó licencia el primer mes y medio con solo algunas conferencias virtuales y Home Office, hasta que se acostumbraran a la presencia de Jisung, y a entenderlo. Se levantaba por las madrugadas si era necesario, si el cachorro lloraba era el primero en estar pendiente. No dormía hasta que Renjun lo hiciera también, y no le importaba en absoluto que el otro día tuviera que levantarse temprano por algo relacionado al trabajo.
Renjun era hermoso como padre. Jisung lo ama, con todos los sentidos de la palabra. Y era increíble, porque lo sentía a la distancia. Jeno se reía, porque ambos parecían una oveja y su pequeño cordero, que iban juntos dónde quiera que fueran. El cachorro lloriquea cuando lo siente, y le gusta estar en sus brazos. Descubrieron que le gusta su aroma, pues lo huele siempre y a veces se le escapa pequeñas sonrisas que hace ambos derretirse frente a él, sacarle rápidamente una foto o simplemente admirarlo.
Durante las noches en las que Jeno no podía dormir, se los quedaba mirando en completo silencio. Admirando la maravilla en que estaba viviendo, y pensaba. Pensaba mucho, en como su vida había cambiado por completo gracias a este hermoso omega que resoplaba lentamente en la oscuridad a su lado, y al pequeño cachorro que estaba en medio de ambos. A veces, el ojiazul se quedaba tan cerquita de Jisung, que podía oler su aroma natural suavecito, dulzón y que tenía un toque de mezcla con el de Renjun. Su cuerpo pequeño, vulnerable, sus manitos que toman sus dedos y lo aprietan estando dormido, y por milésima vez siente que se le va la vida con él, y vuelve a pensar en qué sería de su vida si no hubiese ido a aquel burdel esa tarde de su cumpleaños, y qué sería de él si esa mañana nevada no hubiera salido y nunca encontrado a Renjun en medio de esa tormenta de nieve. Sin dudas, hoy no sería un décimo de lo feliz que es. Pero, también a veces cree que el destino tiene sus hilos tejidos y Renjun era su persona indicada en éste mundo y quizás se hubiesen encontrado de todos modos, porque el amor verdadero es así. Tira, con todas sus fuerzas.
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𝐁𝐮𝐫𝐝𝐞𝐥 | ♡ 𝐍𝐨𝐑𝐞𝐧 ♡
FanfictionLee Jeno es un alfa, fuerte y seguro, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligado por su amigo de la vida, pero éste está seguro que es mala idea. Lo que no sabe, es que conocerá a un Omega de ojos v...