Dicen que el mundo es tan grande como un pañuelo de papel. Que nada es tan inmenso, ni nada tan pequeño, que al universo nada se le pierde, y que muchas veces el pasado, que uno cree enterrado, nos golpea dónde más nos duele y dónde menos esperamos. Incluso en una gran metrópolis, como lo es la ciudad de Seúl, donde dos puntos parecen totalmente alejados uno del otro...están a punto de colisionar, y tanto Renjun como Jeno tendrán que sortear los designios del azar, pero ésta vez el choque incluirá a alguien completamente inocente.
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Renjun suspiró, ya con dolor de cabeza antes de entrar siquiera. Estacionó el auto frente al colegio de sus tres hijos más grandes. Era un viernes nublado, como siempre en esas fechas. La lluvia caía fina, y aunque parecía no ser la gran cosa siempre terminaba mojando si uno andaba sin paraguas bajo ésta. Corrió hasta la puerta, encontrándose con el suave murmullo de voces de adolescentes cada uno en sus propias aulas. Sacudió sus botas marrones, y entró.
El rubio fue convocado por el director del colegio -otra vez. Ya no se sorprendía, simplemente le molestaba que siguiera sucediendo. Le tendría que decir a Jeno que hablara con sus hijos, puesto que se habían vuelto a internar en una pelea, en donde Jisung había terminado - palabras del director- con un labio partido y la mano hinchada.
Su hijo mayor tenía ya 15 años, ya solo parece ayer cuando se enteró de que estaba embarazado en aquel oscuro baño gracias a un test que había comprado a escondidas.
La secretaria del director lo recibió, con una ceja levantada y una inclinación de cabeza invitándolo a entrar al despacho. Agradeció y, con un suave golpe en la puerta, entró. Se encontró con una cabeza castaña ya muy conocida y unos ojos severos que lo miraban con ansias.
Renjun lo ignoró, dirigiendo su atención hacia su Jisung que estaba sentado, con la cabeza gacha y un poco de hielo apretando en su mano. Le acarició el hombro, despacio, y llamó su atención.
— ¿Te encuentras bien, J? — preguntó, y el menor asintió en respuesta. Renjun tomó asiento a su lado.
— Pa, puedo explicar qué fue lo que sucedió— se apresuró a decir, buscando los ojos verdes de su padre omega. Antes de que éste pudiera decir algo, el director, un beta, pidió que el menor se callara con un gesto y después le ordenó que esperase afuera.
De mala gana Jisung salió a la sala de espera, y se sentó frente al despacho. Dejó de lado el hielo derritiéndose en su pequeña bolsa. En ese momento el timbre de salida se escuchó y el barullo corrió por los pasillos, para cuando todo se calmó pudo ver fuera de la puerta a dos personas más que conocidas, que lo miraban con ojitos expectantes. Luego de varios minutos más de espera, Renjun salió del despacho y se dirigió hacia el chico y le sonrió suave. Le acarició apenas el labio lastimado.
— ¿Te duele aún? — el chico negó, mientras se ponía de pie y seguía al mayor— el director dice que no te va a suspender, pero si te va a dar un par de amonestaciones, J— la voz del omega no era molesta, lo que sorprendió al chico.
— ¡Pero, papá...! — explotó— estaba defendiendo a mis hermanos, no es justo— se quejó, llegando a la puerta y saliendo ambos. Primero Jisung y luego Renjun.
El ojiverde se encontró con sus otros dos hijos frente a la puerta, y todo lo que puedo escuchar fue un montón de palabras, de ambos, lanzadas al aire intentando explicar lo que había sucedido.
— Tranquilo, tranquilos. No los entiendo así, chicos. De a uno...— hizo un ademán para ir hacia el pasillo a la salida, no sin antes besar la frente de sus mellizos.
— ¡Jisung nos estaba defendiendo de ese estúpido alfa ehm... Hyoseop!
— ¡Si! No fue su culpa, el otro le pegó primero— Yoojung se quejó, mirando suplicante a Renjun.
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𝐁𝐮𝐫𝐝𝐞𝐥 | ♡ 𝐍𝐨𝐑𝐞𝐧 ♡
Fiksi PenggemarLee Jeno es un alfa, fuerte y seguro, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligado por su amigo de la vida, pero éste está seguro que es mala idea. Lo que no sabe, es que conocerá a un Omega de ojos v...