5

36 6 0
                                    

                  

                  

- Si... Si, vale.... Pero una semana es... Ugh de acuerdo... Pásalo bien y vuelve sano - solté una carcajada. - Adiós

¿No había otra persona en el restaurante verdad? Suspiré algo fastidiada.

- ¿Y bien? - dijo Michi asomándose por la puerta del despacho.

- Moon estará fuera toda la semana por nosequé de sus sobrinos y me ha dejado encargada del restaurante toda la semana.

- Eso significa que... ¿Podemos irnos antes a casa? - sonrió ilusionada, a lo que yo me carcajeé

- No Michi, no. - ella hizo un puchero divertido. - Bueno, ve a vigilar las mesas. ¿Dónde está Harry?

- ¿El nuevo? - asentí - en la cocina. Él se ofreció para trabajar haciendo las pizzas y así nosotras solo teníamos que atender las mesas y la caja - se encogió de hombros.

- Bien, voy buscar unas cosas que me ha dicho Moon y a archivar unos datos e iré a ver cómo va todo. Venga.

[...]

Había guardado las carpetas, guarde las llaves, recogí los apu... El desorden de la sala me alejo de mis pensamientos. ¿Qué demonios había pasado aquí? Observé toda la cocina en busca del responsable. Verduras tiradas por la mesa de mármol, agua en el suelo, una pizza a punto de quemarse... A punto de.. ¡Oh dios mío!

Me acerqué corriendo al horno, saqué la comida de allí y lo apagué. Esto es un desastre. Tiré la pizza a la basura y volví a observar la habitación.

- Mmh Hola - dijo el nuevo empleado poniéndose en frente de mí.

- ¿Me puedes explicar qué es lo que ha ocurrido aquí? No, mejor aún. Quiero que me expliques que ha pasado. Ahora.

- Nada fuera de lo normal - dijo el subiendo y bajando los hombros. - Ya sabes. Cocinas, se ensucia la cocina y bueno...

- Nada de bueno, vas a limpiar todo ya. Quiero la cocina impecable antes de cerrar el local, ¿entendido? Bien.

El chico bajo la cabeza sin discutir y se encaminó hacia la entrada de la habitación, a lo que supongo que iría al cuarto de limpieza a por el material, cuando tropezó e hizo que nos cayéramos los dos. El encima de mí. La harina del suelo, saltó manchándonos un poco, bueno, más bien, manchándome a mí; y por si fuera poco, en la caída, tiro el bote de tomate ya abierto de la mesa.

La situación me hubiera parecido divertida en otro momento, pero me sentía tan molesta. Él simplemente me miro a los ojos pidiéndome perdón, sin palabra alguna. Sus ojos verdes quedaron grabados en mi mente.

[...]

- Prepaaaaarate morena, que nos vamos de fiestaaa - dijo Jace mientras Caroline y yo reíamos. - Pido no conducir y que me dejéis beber algo más de la cuenta - dijo elevando las cejas.

- Ni lo sueñes - dije sonriendo. – Tú has venido de visita, tú te ocupas de nosotras.

-Pero qué?! – Ríe- Se supone que cuando vas de visita tu no haces nada, deberíais de traerme vosotras – se cruzó de brazos.

- Da igual, tu conduces hoy – rio Caroline. - Venga vamos, allí tienes un sitio, aparca Jace. ¡No, espera! Allí hay uno más cerca - dijo señalando en la esquila del club.-  ¡Va, va, va!

El J's Rock era nuestro bar favorito. No salíamos mucho de fiesta, no me mal interpretéis, pero las veces que lo hacíamos veníamos aquí. El guarda, Mike, nos dejó entrar sin problemas. Antes de llegar al bar, había un largo pasillo en el que había algunas habitaciones. Las paredes estaban insonorizadas, por lo que no se escuchaba la música de la discoteca.  Cuando abrimos la puerta, respiré el dulce olor familiar. Era uno de los pocas discotecas decentes de Bray donde estaba prohibido fumar y si lo hacías, te podía caer una multa buena. El dueño del local sin duda era genial.  Jace en seguida desapareció con una chica rubia en la pista de baile, mientras que Caroline y yo fuimos a la barra a pedir unas bebidas. Pedimos dos malibu piña y fuimos a unos asientos libres.

La noche estaba siendo realmente genial y ponían tales temazos que era inevitable no tener ganas de bailar todo el tiempo. Echaba de menos esto. Echaba de menos una noche divertida.

Llegó un punto de la noche en el que perdí la cuenta de todo lo que había bebido, y en el momento en el que empecé a marearme decidí que ya era hora de descansar un poquito.

Cada vez había más gente y sentía que el calor que hacía en el lugar iba a acabar conmigo, por lo que salí fuera a tomar el aire. La calle estaba en silencio, no había mucha gente, y es por eso que oí gritar a una persona. Poco a poco, me fui acercando hacia el lugar del que provenía la voz.

Aidan.

Tenía a un hombre contra la pared y uno de sus brazos hacia presión en su garganta. De repente, alguien tiro de mi hacia la esquina, escondiéndome. Estaba a nada de pegarle en la cara cuando Harry se puso delante mío. ¿Era esto una broma?

Los gritos se oían de nuevo, ahora un poco más fuertes. No entendía la conversación hasta que nombraron a mi madre y la sangre comenzó a hervir en todo mi cuerpo. Ira y rencor era lo que yo estaba sintiendo en ese momento. Decidida y sin pensar en mis acciones, no solo por mí estado de ánimo en ese momento, sino por el alcohol que había consumido hace unos minutos, empecé a andar hacia Aidan. Iba a acabar con ese hijo de puta.

- ¿Se puede saber qué haces chico? - le dije a Harry, quien me había jalado de nuevo hacia a él, pero esta vez rodeándome con sus brazos y tapándome la boca después de hablar yo. El me hizo una seña para que me callara mientras escuchábamos los gritos del hombre vestido de negro, ese que estuvo hiriéndome por dos años consecutivos, ese que nos trajo tantas desgracias. Mi madre seguía estando presente en sus estruendosas palabras y sin darme cuenta, las lágrimas habían empezado a caer por mis mejillas, haciéndome sentir miserable.

Reached |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora