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Michelle salió del vestuario y paró en seco al ver al chico. Tras examinarle un par de veces de arriba a abajo, puso la mirada en mi, tan confusa como yo lo estaba. Le hice un gesto con la cabeza para que me cambiara el puesto y me dirigí al mostrador. Segundos después, el muchacho apareció delante de mí, detrás de la mesa de piedra, donde la gente pedía sus pedidos.

- Hola buen...

- Vengo por el puesto de trabajo -dijo sacando un folleto del bolsillo, donde efectivamente, ponía que se necesitaba personal. Necesitábamos a alguien que cubriera a Tom. - ¿Está bien si me presento?¿O llego tarde? -dijo haciendo una mueca.

Su voz me resultaba tan familiar.

- No claro que no - Mostré mi mejor sonrisa. - El jefe se encuentra en la sala de allí. - dije señalando la puerta a diez pasos de la cocina.

☁️ ☁️ ☁️

Las puertas del Toy Planet ya estaban cerradas. Moon (el jefe) y aquel chico llevaban algo más de media hora en el despacho, y mientras tanto, Michi y yo estábamos sentadas en una de las mesas tomando un refresco que compramos en el supermercado de al lado. Michelle hablaba sobre su relación con Tom, cuanto le echaba de menos y todo ese royo de enamorados. Es mi amiga, la quiero y también extraño a Tom, pero no le estaba prestando la más mínima atención ya que mi mente se encontraba en medio de ningún sitio.

- Ey - dijo ella moviendo la mano delante de mis ojos. - Sooooooph!!

- Si, dime - dije saliendo de mi ensimismamiento.

- ¿Sabes quién era el chico con el que está Moon en su despacho?

- No realmente - hice una especie de mueca.- Me suena de algo, pero por mucho que intente esforzarme en recordadlo no voy a saber por qué. - Moví los hombros y le di un sorbo a mi refresco.

- ¿Pero a que venía? Algo te habrá dicho, creo yo, si le mandaste al despacho.

- Sí. Me dijo que vino por el puesto que dejo Tom libre cuando se fue a Italia. A demás, no me dio tiempo a decir nada, me cortó a mitad de la oración.

Entonces se oyeron unas risas y se abrió la puerta del despacho. Michi y yo miramos al los dos hombres, quienes venían hablando tranquilamente. De repente era todo tan confuso. ¿Se conocían de algo? Mi jefe y el joven desconocido se despidieron y, antes de salir del restaurante, el chico de esta tarde me lanzó un mirada.

- ¿Qué acaba de ocurrir Moon? - dije alzando una ceja.

Hansoon Moon sonrió.

- Nada importante. El chico vendrá a trabajar a partir de la semana que viene. Tratarle bien, es hijo de un gran amigo mío. ¿De acuerdo? Bien. - nos mostró una pequeña sonrisa, pero al instante se puso serio. - ¿Pero qué hacéis aquí paradas?¡Vamos, vamos!¡A casa que tenéis que descansar!

Cogí mi mochila, me puse la chaqueta, el gorro y bajé las persianas que aún estaban abiertas. Después, apagué las luces y salí fuera con mi compañera y mi jefe.

- Recordad que mañana y el domingo no tenéis que venir porque me voy a una comida familiar. - dijo mientras cerraba la puerta. - Disfrutad del descanso chicas.

Desafortunadamente, Caroline se había llevado el coche y yo había tenido que venir andando. Y, ¿adivinad qué? Con el cansancio que llevaba encima también tenía que volver a casa andando. Los pocos rayos de sol que habían habido durante el día ya habían desaparecido, y la única luz que quedaba era la de las farolas. Había empezado a hacer más frío y estaba segura de que mi nariz estaba tan roja como un tomate; y aun estando abrigada con guantes, bufanda y gorro, sentía como el frío atravesaba mi ropa y me congelaba los huesos. De cierta manera, llevo unos años queriendo tirarme de espaldas en la nieve, pero teniendo en cuenta como soy, aunque no os lo creáis, enfermaría al día siguiente. Sin duda, creo que nada más llegar a casa tomaría una ducha caliente y algo de sopa que sobró esta mañana.
Llevaba un solo casco puesto, pero era suficiente para que la melodiosa voz de Ed Sheeran se colará por mis oídos y me hiciera perderme con cada acorde de la guitarra. Casi parecía que iba bailando por la calle.

A penas había gente al rededor, y no era de extrañar, Bray sin duda era un lugar frío con un tiempo muy inestable. ¿Quién no prefería quedarse en casa junto a un radiador o una chimenea en vez de quedarse en la calle tirado en la nieve?

Pasé al lado de una pequeña calle en frente de mi casa. Parecía un callejón, de esos típicos de las películas. Pero entonces, hoy un ruido en uno de los contenedores y del susto, pegué un bote. La luz de la farola de aquel lugar era tan débil que no llegaba a distinguir quien era la persona que estaba allí, pero el individuo levantó la vista y sin más, la ira empezó a correr por mis venas de nuevo, como si me estuviera quemando, como hace tres años.

Reached |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora