Capitulo siete.

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- Los días pasaban y ellos iban llevándose mejor de lo que pensaron.

Hace casi tres semanas, que ya se hospedaban en el que fue el hogar de sus mejores amigos. Jay aún no superaba el haber perdido a Ni-Ki. Más de una noche, HeeSeung lo había encontrado sentado en aquel sofá que yacía fuera, el el porche del fondo, abrazado al viejo sweater del menor y llorando, pero HeeSeung solo dejaba que él hiciera su duelo, como debía ser.

Para HeeSeung no todo era color de rosas, él también sufría, obviamente lo hacía. No había noche en la que el castaño no durmiera dejando un mar de lágrimas en su cama.

Ambos chicos sufrían en silencio y demostraban sonrisas para cualquiera que los viera.

Los días eran tranquilos y puede que puedan llamarlos divertidos, los dos se habían puesto en campaña de elegir sus días en los que se harían cargo de las necesidades de YiRen.

─ Ok Jay ─ dijo el castaño con un marcador en su mano ─ Los lunes, miércoles y viernes, me haré cargo totalmente del cuidado de YiRen, mientras que tú...

─ Me haré cargo los martes, jueves y sábados ─ siguió el pelinegro ─ ¿Cómo le haremos los domingos?

─ Bueno, propongo que ambos estemos juntos ese día, así como una familia normal lo haría, ¿qué dices?

─ ¿Crees que somos una familia normal, Lee? ─ preguntó divertido el menor levantando una ceja.

─ Por mí podríamos serlo.

─ Ok vamos, no te pongas sentimental. ─ bromeó.

─ Podrías poner un poco más de tu parte, señor santurrón.

─ Estoy aquí, junto a ti, cuando antes odiaba hacerlo, no me pidas más.

─ Te gusta estarlo, pequeño.

─ Oh, vete a la mierda.

─ Ya estoy en ella, junto a ti.

Se sonreían, aún sin entender por qué, ellos nunca lo hacían. Ellos se odiaban. O eso querían hacerse creer.

Necesitaban verse fuertes por YiRen, esa era su única razón.

Fue en el cumplimes, cuando los tres se encontraban almorzando, que fue cuando llamaron a su puerta.

No esperaba a nadie ese día, ¿Quién podría venir a molestar a esa hora?

HeeSeung ordenó a Jay quedarse en el comedor con la niña, mientras él iba a fijarse quien era. El menor no dijo nada en contra y se quedó allí.

El ojimiel se apresuró a ir hacia la puerta y cuando la abrió se encontró con una agradable sonrisa, de un hermoso rubio ojiazul. El hombre se quedó observándolo unos minutos, solo degustando su vista.

─ Muy buenos días, usted debe de ser el señor Lee HeeSeung ¿cierto? ─ el nombrado asintió ─ Perfecto, mi nombre es Lee Félix y soy el asistente social a cargo de su caso, señor.

El castaño sacudió la cabeza, aturdido. ¿Asistente social? ¿Para qué?

─ ¿Disculpe?

El rubio, sin borrar la sonrisa, continuó diciendo.

─ Como debe estar al tanto, el gobierno exige que cada pareja que se haga cargo de un menor de edad como es en estos casos, debe dar reportes de cómo están llevando la situación, si están en buenas condiciones y si el niño no presenta ningún tipo de problema ─ comentó ─ Con esto, no quiero decir que ustedes no estén cuidándolo como se debe, pero, debido al protocolo, debo asegurarme de que los tres integrantes de mi caso estén en las mejores condiciones. ¿Me permite pasar a su hogar para corroborar que tengo razón?

𓏲  𝗕𝗮𝗷𝗼 𝗲𝗹 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼 𝘁𝗲𝗰𝗵𝗼. ! #𝗛𝗲𝗲𝗝𝗮𝘆.﹆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora