- HeeSeung y Félix llegaron lo más rápido posible al hospital, luego de que les indicaron el piso, en donde encontrarían a YiRen y a Jay, se apresuraron a subir al elevador.
Jay era un total desastre, no podía quedarse quieto, caminaba de aquí para allá, como un león encerrado en una jaula, mientras su cabello estaba todo parado y desordenado, por tanto que pasó sus manos sobre él.
— Jay... —jadeó el castaño, haciendo que el nombrado girase.
— ¡Eres un idiota! ¡Un tarado! Estuve llamándote como un jodido imbécil y no eres capaz de contestar ninguna sola llamada, Lee. —se quejó, sus lágrimas bajaron por sus mejillas, él no las notó.
—Hey, yo... lo siento. ¿Cómo está Yiyi? ¿La viste? ¿Que tiene?
— ¡No lo sé! ¡No quieren decirme una puta mierda en este hospital de cuarta! —gritó, el pelinegro se encontraba con un terrible ataque de pánico— ¡No puedo perder a YiRen también! ¡Ni-Ki jamás me lo perdonaría!
El ojimiel se apresuró a rodear al terrible manojo de nervios en sus brazos, intentando tranquilizarlo.
—No digas esas cosas, Jay. Ella se pondrá bien, tal vez está mal del estómago, nada más.
—No puedo ser optimista con esa estúpida frase. —sorbió su nariz— La última vez que lo fui, mis mejores amigos murieron.
— Jay, esto es distinto...
— ¡Es la misma mierda, HeeSeung! Yo... —el menor observó por detrás del ojimiel, dándose cuenta de que había venido acompañado— ¿Félix? ¿Tú qué...?
El susodicho estuvo por contestar pero en ese momento un doctor, demasiado joven para ser uno, se acercó a ellos, era un muy bonito muchacho, no podían decir que llegaba a los treinta.
— ¿Ustedes son familiares de la pequeña YiRen? —preguntó amablemente.
—S-si, somos nosotros. —se apresuró en contestar el azabache.
—Bueno, la niña se encuentra mejor, había tenido un fuerte ataque al estómago, por lo que con unos medicamentos se ha bajado, un pequeño virus, no hay nada de qué preocuparse, ella ya está mejor y está preguntando por su tío ¿Jonggie? —frunció el ceño.
—Soy yo —el pelinegro se limpió las lágrimas y respiró hondo. Podría jurar que en cualquier momento se infartaba— Entonces...¿Ella está bien?
—Está en perfecto estado, ¿Señor...?
—Beomgyu, Park Jay. —extendió su mano hacia el médico.
—Un gusto, señor Park, Kim SeonWoo, para servirle. —saludó cordialmente con una sonrisa.
—Gracias, ¿Podemos ir a ver a YiRen, por favor? —interrumpió el castaño, un poco molesto.
—Oh sí, disculpe, ¿Usted es su otro tío, verdad?
—Somos sus padrinos. —aclaró Jay.
—Oh, lo siento. Bueno, síganme, la pequeña está en una de las habitaciones.
Dicho esto, siguieron al tal SeonWoo por el pasillo hasta que abrió una de las puertas y allí se encontraba la pequeña castañita, apenas los vio, sus ojos se iluminaron y extendió sus brazos hacia sus padrinos para que la carguen.
— ¡Tío, Jonggie! ¡Tío, Hee! —dijo con una hermosa sonrisa.
Jay no pudo aguantarse y se rompió a llorar otra vez en cuanto tuvo a la pequeña en sus brazos. No podían culparlo por haberse puesto de esa manera. Nunca le había ocurrido algo así, y lo peor fue que tuvo que volver al mismo hospital en donde... Bueno, dónde pasó lo que pasó.
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𓏲 𝗕𝗮𝗷𝗼 𝗲𝗹 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼 𝘁𝗲𝗰𝗵𝗼. ! #𝗛𝗲𝗲𝗝𝗮𝘆.﹆
Fanfiction⿻ 𝗛𝗝. ◠ Fanfiction / Proceso 𔘓 ─ Dos personas que no se soportan se deben unir por una gran pérdida por parte de ambos, sus mejores amigos mueren en un trágico accidente y ellos siendo los padrinos, no tienen otra opción que hacerse cargo...