los ángeles ruedan los ojos...

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Ya había confirmado, hacía mucho, que Exael sería su perdición.

Desde la primera vez que la conoció.

Y no, no hablaba de cuando esta cayó, o de la vez que se vieron por primera vez en el mundo terrenal. Hablaba de cuando ambas eran ángeles y se conocieron en el divino paraíso.

El creador apenas estaba retocando a los arcángeles principales y decidía crear a seres un poco menos poderosos que estos. Pero igual de divinos e indefectuosos.

Pero quizá Exael si tenía algún defecto, porque siempre la impulsaba a portarse mal.

Las compañías de Exael no eran las mejores, eso lo supo de antemano, pero cuando la conoció, terminó cayendo al agua de un estanque.

Como, literalmente, caer en un estanque divino.

A los gritos, Exael interrumpió su silencioso y privado momento de paz frente al estanque de agua bendita, en el que se encontraba sentada. Anunció que el Creador se había despertado (primer error creerle, el Supremo no dormía) de mal humor así que se estaba desquitando con todos los ángeles que se cruzara (el Creador jamás les haría algo malo a sus divinos, o eso pensaba Adriel en ese entonces, segundo error), ¡y venía para acá!

(Dios jamás se presentaba frente a los ángeles sin razón)

Del susto, el rubio ángel no calculó de forma correcta el espacio y terminó resbalándose. Cuando reaccionó estaba empapada en agua de manantial, mientras la pelirroja reía y reía de su situación (recordó que sus alas se mojaron en divinidad y tardaron horas en secarse). Adriel no pudo hacer más que arrastrar a la futura Caída con ella al agua.

La recordaba a la perfección y con cierto cariño casi fraternal. Exael, por esos momentos de luz, tenía el cabello corto y de un rojo casi celestial, los ojos igual de verdes que en la actualidad y la tez pálida. Siempre dijo que se odiaba en ese entonces, porque parecía muy angelical (lo cual era el punto, más o menos) pero a Adriel siempre le había parecido hermosa.

Era diabólica en ese entonces. Y lo seguiría siendo por toda la eternidad.

Si no lo hubiera sido, quizá no estarían en esa situación, con Exael dejando marcas en su cuello.

—Dy... Tenemos que... ¡Dy!

—Shhh, será rápido —dijo, presionando con más fuerza su nariz en la mandíbula del ángel.

—Eso dijimos la última vez...

Y la anterior. Y la anterior a esa. Y todos los días desde el sábado pasado.

Había sido una semana... atareada.

—Por favor...

Por Dios. Si Dy no se detenía, en serio caería en sus redes.

Otra vez.

—No. Vamos.

—Eres una aburrida, Ángel.

Exael solía decirle aburrida. Lo hacía desde que estuvieron en el Jardín del Paraíso.

Pero la primera noche con ella le había dicho algo así como "Ahora es real. Eres real"

Se preguntaba si eso significaba que ella la había imaginado en alguna situación parecida antes.

Trescientos años, le había confiado. La había esperado por trescientos largos años.

Adriel se moría la lengua para no decirle: «Ahora que me tienes, ¿todavía me quieres?»

Los ángeles no debían ser tan inseguros, pero Adriel no podía evitarlo. Sabía bien de la reputación del demonio y de lo deseada que era tanto en sus tierras como en las Sagradas.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2022 ⏰

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