El ambiente estaba muy tenso, los guardaespaldas los miraban dispuestos a lanzarse contra ellos en cualquier momento, Alexander los miraba decidido, Estela se hallaba ofuscada y Esteban se escondía detrás de ambos. El único que parecía tranquilo era el ministro Meléndez que sonreía como si se tratara de una reunión familiar.
- Te conozco Alexander Torres y se que trabajas para Sebastian Bermejo creo que querrás conservar tu trabajo.
- Viví siempre bajo el yugo de Sebastian, puede despedirme cuando crea conveniente, se lo agradecería mucho - dijo el aludido sin amedrentarse.
- Estela convence a tu amigo de que todo esto no tiene sentido alguno - al decir esto el ministro perdió la paciencia y su voz parecía estar a punto de convertirse en un graznido.
Estela agarró del brazo a Alexander porque se disponía a cometer un acto arriesgado, le miró a los ojos con súplica y negó con la cabeza.
- No va a conseguir nada con chantajes ministro, pudo decirle cualquier mentira a Estela pero no podrá engañarme, puede dejarme sin empleo, arrestarme, incluso deshacerse de mí pero jamás cederé a su juego sucio.
- Si esa es su decisión creo que nos veremos las caras en los tribunales.
- No será necesario, el niño no le corresponde ni a usted ni a nosotros porque tiene un familiar que vendrá a llevárselo - sonrió Alexander sacando su ficha oculta ante las miradas atónitas de todos.
- Eso es imposible - rió el ministro.
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El niño sostenía su maletita y junto a sus dos amigos se hallaba aguardando a su ángel en la estación de trenes.
- ¿Creen qué le agradaré? - preguntó nervioso acomodándose el pelo.
- Estás muy apuesto, seguro se asombrará - respondió Estela.
Del tren bajó una anciana de cabellos plateados y sonrisa radiante, Esteban la reconoció y se lanzó a los brazos de su abuela Pilar Fernández.
- Creí que ella vivía en la ciudad, inclusive la fuimos a buscar ¿por qué viene a recoger a Esteban en tren? - preguntó Estela extrañada.
- Es culpa mía, supuse que al estar involucrada en el asunto su vida correría riesgo y que en el momento preciso debía cuidar de su nieto en un lugar alejado - respondió Alexander.
Debían marcharse de inmediato para no llamar la atención así que luego de una breve despedida con Estela el niño se acercó a Alexander con la cara apenada.
- Gracias por todo, temía irme con esa familia horrible y ahora me iré con la abuela ¿vendrás a visitarme? - dijo secándose las lágrimas y alzando las manos para darle un abrazo a su amigo.
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Secretos de la dama de rojo.
Mystery / ThrillerDos almas solitarias unen sus caminos por un misterioso caso de desaparición, ellos no saben que algo sombrío se esconde bajo la ciudad, alguien los persigue haciendo imposible su búsqueda y enredando los hilos de su destino. Estela, una detective q...