Estela había llegado en el momento preciso para salvar a su compañero de un castigo inminente sin embargo no prestaba mayor atención a su plática, parecía ensimismada en sus pensamientos caminando por la avenida abarrotada de autos y carruajes, las nubes grises anunciaban una tormenta.
- ¿A qué lugar nos dirigimos?- preguntó el policía.
- Necesito saber que relación guarda el ministro con mi familia así que decidí visitar a un amigo para indagar sobre el collar de mi madre.
- ¿Un viaje? magnífico, alistaré mis cosas.
- Ni se emocione tanto regresaremos esta tarde solo está a las afueras de la ciudad.
Un vehículo los esperaba cerca del alojamiento.
- No puedo llevarlos hasta allí, les dejare muy cerca - dijo el conductor.
- Esta bien ya vendrán por nosotros - le contestó.
Desde el umbral de la puerta Santiago contemplaba a Estela con desaprobación. Partieron por calles angostas y avenidas abarrotadas abandonando la ciudad.
- Ahora si me contará lo que ocurrió.
Estela en villa Begonias
Me di cuenta que no estaba sola en aquella estancia, en la puerta tieso como estatua estaba Esteban sosteniendo una linterna, por el temblor de sus manos adiviné su miedo.
Con su rostro iluminado por la tenue luz de Luna corroboré algo que usted había mencionado, el crío era idéntico a mí tanto que creí estar viéndome en el espejo del pasado, verá hubo una época de mi infancia que fui ladronzuelo y como no se admitían niñas me vestí de chico cortando mi larga cabellera.
Esteban indagó los motivos de la "visita" le expliqué, preguntó por usted, cometí el error de decirle que ya no trabajaba conmigo. El listillo agarró la campanilla para llamar al servicio diciéndome que merecía una segunda oportunidad amenazando con alertar a toda la servidumbre que allí quedaba.
Acepté a regañadientes haciendo que el niño sonriera complacido, en aquel instante se oyeron pasos así que me indicó ocultarme detrás de la aterciopelada cortina roja.
Su madre le miró sorprendida porque no esperaba ver a su hijo allí pero él la calmó mencionando que deseaba estar cerca a su padre, ella le tomó la mano y bajaron. Cuando no escuche ningún ruido decidí dejar mi escondite.
- Creo que es familia suya, muy listo.
- Ni me lo diga, estos días todo el mundo logró chantajearme pero un niño es el colmo.
El policía rió de buena gana, el resto del camino no entablaron conversación, el coche se detuvo en una hermosa campiña atravesada por un pequeño camino de herradura rodeado de arboles donde las avecillas cantaban.
ESTÁS LEYENDO
Secretos de la dama de rojo.
Misterio / SuspensoDos almas solitarias unen sus caminos por un misterioso caso de desaparición, ellos no saben que algo sombrío se esconde bajo la ciudad, alguien los persigue haciendo imposible su búsqueda y enredando los hilos de su destino. Estela, una detective q...