IX

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Vuelta a National City había sido incluso más aterrador que irse.

El corazón de Lena había bombeado por todo, pero el miedo no había vuelto a apoderarse de ella. Solo había sido mirar las manos entrelazadas en el reposabrazos del avión y disiparse todas sus dudas. Tenía a su lado a la mejor persona del mundo que hacía que fuese capaz de todo. De hecho, Kara fue quien la había empujado a no esconderse nunca más.

Amaba con todo su ser a su compañera de viaje que le apoyaba en todo, convirtiéndose en el pilar más importante. La mujer más maravillosa e increíble que había conocido en toda su vida. Podría tirarse horas describiendo lo magnífica que Kara, tanto por fuera como por dentro. La adoraba con todo su ser y nunca se cansaría de repetirlo. Lo mejor es que era recíproco porque Kara también pensaba lo mismo de ella y por nada la dejaría escapar.

Y, una vez más, habían estado equivocadas.

Realmente había sido encantador regresar a la ciudad dónde se encontraron. La familia Danvers, que habían estado al tanto por una carta de Kara, habían recibido a la pareja con los brazos abiertos haciendo que Lena se sintiese como de la familia. Alex, como buena hermana, les había hecho hueco durante dos días desde su llegada hasta que Kelly, como buena cuñada regateadora, había conseguido persuadir al casero para que Kara recuperase su apartamento.

A los pocos días, como Cat había prometido, le había devuelto a Kara su puesto de trabajo después de que le entregara varios artículos sobre una pequeña porción de Australia y, además, había confiado en las últimas palabras de la reportera. La rubia le había asegurado una exclusiva sobre LuthorCorp; una entrevista mejor. También había sido gracias a Winn y Nia que hablaron con su jefa, recordando los méritos de la pequeña Danvers. Aunque ahora la rubia no se había preocupado por eso. Había estado centrada en Lena, tranquilizándola de la mejor manera posible, asegurando de que todo iría bien y prometiendo de que estaría allí para cualquier cosa. Como siempre.

Y, después de una semana, los socios y confidentes de Lex habían nombrado a Lena como la nueva directora ejecutiva nada más dejar todo listo, como habían planeado, y la pelinegra había agradecido que todo estuviese confirmado como ella esperaba.

Allí estaba Lena ahora mismo delante del gran edificio, con el corazón latiendo en su garganta, apretando el maletín con todas sus fuerzas. Miró la fachada de LuthorCorp y, acto seguido, cerró los ojos, centrándose solo en el ruido de las personas que pasaban por alrededor suya. Estaba temblando y odiaba los cambios, pero sabía que estaba haciendo lo correcto. Y luego la sonrisa de Kara pasó por su mente. Siempre hacía eso. Incluso cuando no se hablaban, siempre pensaba en ella porque era la única persona que la mantenía en calma.

Respiró hondo y luego soltó todo el aire de sus pulmones. Ella podía con esto. Ella no iba a decepcionar a Lex, ni a Kara, ni a ella misma. Iba a conseguirlo. Había sufrido mucho y nunca más iba a dar la espalda. Poco a poco fue aceptando de que ella siempre huyó de sus padres por no saber cómo enfrentarlo. Y ahora que podía, lo iba hacer con ganas para demostrarlo. Tenía que hacerle ver al mundo quiénes eran los Luthors, pero, sobre todo, quién era ella.

Así que abrió los ojos, alzó la barbilla y caminó para traspasar la puerta. Entró pisando fuerte y esbozó una sonrisa mientras algunos individuos que trabajaban allí le daban la bienvenida, aunque otros se quedaron un poco desconcertados ante su llegada porque no se creían la noticia. Quizá algunos le sonreían falsamente y otros lo hacían de verdad, pero ahora mismo no le importaba porque no los conocía. Aprendió a que no tenía que dejarse llevar ni autodestruirse por las palabras de los demás. Por lo menos no había cuchicheos ni miramientos raros y eso le ayudaba un poco más a coger la confianza necesaria para enfrentarse a lo que estaba por venir.

Como un amor de verano (y algo más)  | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora