꧁ La pueblerina perfecta ꧂

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Elizabeth, una chica de pelos color plata, con un cuerpo envidiable, posiblemente producto de sus largas caminatas de su casa hasta el pueblo. Ella era una chica que poseía una incontable cantidad de virtudes, era una persona muy ejemplar, pero había un defecto.

Aquella chica al parecen inocente y perfecta no salía después de las 9:00, no importaba la circunstancia, era imposible encontrarla, incluso en su casa no se escuchaba ruido alguno, pero los pueblerinos lo le tomaban importancia, ella era una chica buena, de seguro estaba dormida.

— Hola Ellie, ayer ya no te encontré, ¿donde estabas metida? — un alto joven de no más de 19 se acercó a la peli plateada, la cual se encontraba escojiendo un par de manzanas para sus caballos.

— Es que ya era muy tarde Arthur, perdón — se disculpó la albina con el chico, recogiendo su compra y poniéndola en una canasta que llevaba en su ante brazo— No importa, ¿A las cuatro estás disponible hoy?, es que mi madre me pidió que hiciera una tarta de manzana y tú sabes que no se como hacerlas — Dijo el de pelo anaranjado caminando junto a la albina, la cual se dirigía a un puesto diferente— Ay Arthur, podré de tu madre, pero si, con gusto te ayudo — Respondió la albina posando su atención de nuevo en unas cuantas frutas.

— Gracias, me salvaste la vida — Agradeció el joven — Bueno, Hendrickson me espera para bañar a los caballos — se despidió de la joven dándole esas palabras y prontamente marchándose— nos vemos luego — se despido igualmente, continuando con su despensa.

♐︎

— Zan —

— ¡Ha! — Grito una castaña haciendo que se callers una canasta con comida, dando por resultado que la gente la volteara a ver.

— ¡Diosas!, esa chica es un desastre andante.Elizabeth nunca hubiera echo un desastre así — murmuraban unas personas a la lejanía de aquella desafortunada castaña.

— hug!, bien Gracias Jenna, por provocar la primera comparación del día — se quejó la castaña de su hermana.— Oye. No es mi culpa que te comparen con ella, yo solo te hable — rezongó la hermana mayor de la castaña posicionándose al lado de ella — cambiando de tema, ¿qué pasó con Arthur ayer? — Preguntó entusiasmada la rubia— Nada, resultó que Elizabeth fue, pero como es de costumbre desapareció en medio de la nada, a las nueve — respondió salvando lo poco que le quedaba de la compra.— Ya veo — Fue lo último que dijo la hermana rubia.

♈︎

Eran ya las nueve de la noche y los pueblerinos sabían que significaba, aquella dulce joven aparentemente desaparecía de la faz de la tierra.

— Mi señor —

— ¿Qué pasa? — Contestó un rubio

— La reina a llegado — Dicho esto, la pequeña castaña se marchó— Mi rey — se arrodilló aquella peli plateada.

— Elizabeth, siempre tan puntual — sonrió el soberano — Ven, siéntate — ordenó, a lo que la albina solo asintió y se sentó al lado del rubio— Gracias Mel — Dijo la peli plateada dejando la formalidad a un lado — Dime cariño, ¿como te ha ido en el pueblo? — Preguntó el rubio, tomando la mano de la albina— Bien, aún nadie sospecha nada, bueno, claramente dicen que es raro pero solo dicen que yo me duermo temprano — respondió normalmente la peli plateada— Elizabeth, tú sabes que yo apoyo, pero Tristan te necesita y no solo en la noche — ante estas palabras la albina solo agacho la cabeza — y yo también te necesito — termino de decir entrelazando sus manos con las de la albina— Yo lo se, pero no puedo irme solo así. . .necesito una razón — contesto la albina mirándolo a los ojos— entonces pensaré en una solución, pero la haremos ¿si? — propuso el rubio, la albina solo asintió.

— Mamá! —

— Tris cariño, ¡Ven aquí! — dijo la albina cargando a un pequeño albino de no más de 5 años — Dime ¿que has echo? — preguntó la albina a su hijo — yo y mi prima jugamos a las espadas y ella me gano. . .¡pero luego jugué con Lancelot y le gané! — contó emocionado el niño al poder contarle a su madre

— Eso es increíble mi amor, ven, vamos a acostarte a dormir — Ante estas palabras el niño solo hizo un puchero— ¡no mami!, porque si me voy a dormir, cuando despierte tu no estarás conmigo y mi papi — a la albina casi se le rompe el corazón ante tal revelación por parte del albino— Mira cariño, tú papi y yo estamos buscando una solución pare eso, mientras. tu debes ser un buen niño ¿si? — contestó pues era la verdad, ella y su padre buscarían las forma de estar todos juntos— ¿de verdad mami?, ¡prométemelo! — Exigió el albino, a lo que la albina solo asintió.

— Lo prometo, ahora ve a tu cuarto, nosotros te alcanzamos — dicho esto, el albino salió corriendo a su habitación— No te preocupes Ellie, encontraremos la manera pronto — Dijo el rubio posando su mano en el hombro de la albina.

. . . Pobre Tristan, si quedo alguna duda de como cuido Ellie al bebé, no se preocupen ella estuvo ahí para el.

Sin mas que informar.

¡Kaoru se va!

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