Una ciudad un día brillante, ahora ardía con fuerzas, mientras los gritos de personas lejanas eran escuchado entre el eco moribundo de los edificios de la misma cayendo a escombros, mientras ardientes llamas negras plagaban la misma, sirviendo como tortuosos verdugos insaciables de aquellas pobres almas que sufrieran el aterrador destino de caer calzinados ante estas lentamente, llegando a oler su propia carne con un deleite insano antes de perder la consciencia.
Por alguna razón que escapa de alguna explicación lógica, había gritos pero no personas, cadáveres ya consumidos hasta ser puros huesos, pero no sangre; además del fuego oscuro y las lúgubres lamentaciones de las personas carentes se salvación, plumas negras también plagaban los suelos, sobretodo aquel montón de huesos que pedía a gritos la atención, como colocado al drede ahí mismo en una especie de advertencia, o más bien, como una confesión, una aterradora confesión del como pudo con ellos. Una confesión del como los héroes más poderosos del planeta, no pudieron salvar a nadie, no está vez.
Aquel que movió los hilos, vio que todos vieran con plenitud a sus héroes en el medio de todo. A la base de aquella "escultura", y prácticamente al frente del mismo, dos pequeñas personas aplastadas por un martillo, el Mjolnir; a la base estaba ya muerto el behemot verde, cuya cabeza se encontraba ausente; sobre la irreconocible ¿espalda? ¿pecho? de este, un hombre metálico rojo, había caído presa de sus propias patas roboticas, saliendo le del pecho solo como retorcido altar para el toque final. Una armadura dorada yacía a la cima de aquel montón heroico de restos; de esta, o los orificios que se encontraban prácticamente por todos lados, emanaba un denso líquido carmesí especialmente de la "cara", de la armadura.
En la lejanía, más allá de todo el dolor y muerte, cual astro se alzó una enorme puerta púrpura de energía, la cuál torno su propia energía en un negro únicamente comparado con la oscuridad misma, y entonces comenzó a tomar forma humanoide, como un celestial hombre con bastón en los cielos. Si bien al principio esto pareció ser el último ápice de esperanza para aquellos religiosos aún sin resignarse al abandono de sus dioses, pronto se torno en algo aún más aterrador que todo lo anterior, aquella forma humanoide enflaco hasta mostrar una silueta famelica, además de que aquel bastón, rápidamente se volvió un enorme hoz, esto último, fue aquello que enterró la fe de los últimos esperanzados en el perdón y salvación de su dios.
Pronto, y como si no bastará, la figura señaló con una esquelética silueta de su dedo hacia el frente, dejando que de entre todas las llamas infernales, una más se hiciera presente, una llama carmesí, intensa como ninguna otra, pero con algo en ella, o más bien, en él. Pues de entre las llamas y terror, un hombre surgió, de atuendo negro y rojo, infernal cuanto menos y lo suficientemente adecuado para lo que hoy sucedía, pero por alguna razón este pareció permanecer calmado, y hasta sonriente ante lo ocurrido; aquello que llamó la atención de los sobrevivientes hacia aquel impío ser, terminó por ser un último y fugaz vistazo, pues aunque no lo pareciera, lo último que verían, sería una corrompida...
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Marvel: The Purple Door
FanfictionTras las aterradoras visiones de Dane Whitman, el caballero negro, este deberá poner manos a la obra para llegar al fondo del misterio más allá de una puerta de lo inenarrable que llegó desde lo más profundo del cosmos ¿o siempre estuvo ahí? De una...