4.- Brutaal

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«La gente cree que los ángeles llegan desde los cielos, y con todo lo que sé ahora, quizás sea en parte posible»

El pánico se había apoderado de los habitantes de la tierra tras ver aparecer aquella puerta morada cuál estrella a lo lejos en el firmamento, permaneciente ahí, incluso cuando era de día; la apertura de la misma, en compañía de las muertes de la base espacial de S.W.O.R.D, solo alentaba a las masas a creer que esto no era más que una de dos; una conspiración con tal de alentar al miedo en las masas de algún nuevo, o viejo, villano, o el anuncio predecesor a la llegada de algo peor; todas las religiones cuidaban, o aterrorizaban, a sus feligreses con las interpretaciones que querían darle, siendo las religiones con mayor influencia en el mundo, las que daban las predicciones y respuestas más aterradoras ante lo que según ellos vendría a tomar sus pecados. Había pasado ya mes y medio tras la aparición de la puerta, y el envío sin retorno de una tripulación rusa a la misma ni hizo más que avivar las llamas entre aquellos fanáticos religiosos y la comunidad científica, llega do mayormente a una conclusión similar, pero en sus respectivas ramas y formas de pensamiento.

Dane Whitman no era ajeno a este sentimiento de inquietud; cada día despertaba y bajaba la mirada para ver a su amada, aún reposando en su regazo, haciéndolo respirar con calma antes de mirar hacia la ventana, y ver aquella puerta aún en el cielo. Cada día que se ponía de pie para ser el científico, el caballero o ambos, temía escuchar trompetas o relámpagos gritando desde los cielos como su abuela creyente le había hecho pensar que sería el fin del mundo; si antes estaba el miedo a no llegar a casa tras portar la espada de Ébano, ahora estaba también el miedo a que algo viniera desde esta para arrancarle su vida de las manos.

«He visto razas prácticamente idénticas a los humanos, una raza tendría alas y serían ángeles»

Dane avanzaba hacia el Museo de Historia Natural de New York, sin perder de vista la puerta en los cielos, creyó volverse loco, paranoico y hasta ansioso, hasta que chocar con una persona al azar, distraída también al ver la puerta en los cielos, que entraba en razón, él no estaba mal, está era la nueva normalidad, siendo su única calma el ver las nubes de lluvia acercandose; miles de personas alrededor del globo esperando que el gatillo aquella arma cargada fuera jalado y tallara su destino en piedra, mas nunca ocurría algo que de verdad ameritara la quema de los monumentos o los estallidos bélicos en las calles por sus mismos cuidadanos; esto calmaba a Dane, e incluso a los mismos Vengadores cada mañana, cada tarde y noche que alzaban la mirada.

El las lejanías del cosmos, en un espacio negro que sólo era orbita do por naves a la deriva y una oscuridad que parecía poco a poco devorar los astros a su alrededor, la puerta púrpura se hizo escuchar entre un fuerte y cósmico crujir; de esta, una creciente silueta negra hizo acto de presencia, cada vez más y más presente en la intensidad cegadora de la puerta, pues cual pasillo infinito, de esta salio su verdugo, cual pasillo, de esta salio la bala. Un hombre capado de rojo, si es que el término le quedada, emergió de la puerta púrpura con una misión en mente: la Tierra; de traje negro tan oscuro como su alrededor carente de estrellas, y con detalles rojos en su pecho, este volaba más allá de la puerta. Con ambos puños al frente y sus ojos ardiendo en carmesí, este misterioso ser portaba en su pecho un símbolo peculiar, un símbolo que por alguna razón, siendo puro instinto y hasta una reminiscencia, Dane sabría apenas lo viera, era esperanza.

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Marvel: The Purple DoorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora