Final.

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Estoy muy nervioso, cuando tengo que subir al autobús de vuelta, pero Ohm toma mi mano, y todos ahí voltean a vernos.

Sé que saben lo que está pasando, porque puedo oírlos murmurar, pero ya no siento la violencia con la que antes se referían a mí.

Los chicos atrás lo saludan y aunque no me hablan a mí, ninguno parece estar burlándose, como siempre hacían.

Ohm se detiene, para darme el paso a la ventana, y cuando me siento, noto el atardecer cayendo entre los árboles.

Es una tarde extrañamente bonita.

Cuando nos ponemos en marcha, siento la cabeza de Ohm, apoyándose en mi hombro.

Parece cansado y cierra los ojos, con la respiración calmada.

—Mamá me dejó encerrado en casa, durante navidad, porque decía que yo era un niño muy molesto —susurro aun mirando hacia afuera.

Él se levanta un poco, y sé que me está mirando.

—¿Cuándo?

—Tenía 6, y me pidió que me fuera a dormir, para que pueda salir con sus amigas.

Sé que ha notado mi voz quebrándose, porque siento su mano, pasando por mi mejilla.

—Estaba en la cocina, ya tarde, buscando algo de comer porque tenía hambre, y el árbol en la sala empezó a arder.

Sale de mí un largo suspiro, y aclaro mi garganta para seguir hablando.

—Mi rostro se quemó mucho más que mi cuerpo, porque tenía mis juguetes bajo el árbol, quise ir por ellos y al levantarlos, choqué con una rama ardiendo y el fuego empezó a envolverme.

—Nanon…

—Solo te estoy diciendo esto, porque aún espero que me digas que estos días fueron una apuesta, y tal vez ser sincero contigo, te haga ser sincero conmigo.

—¿Por qué esperas eso?

—No lo sé.

—Es bueno que estés sentado o vas a cansarte de esperar, porque no pasará.

—¿De verdad?

—Creo que eres un chico muy fuerte, y sé que llevas mucho tiempo solo, cargando con todo lo que significa para ti ser quien eres, así que te permito descansar.

—¿Qué?

—Ya puedes hacerlo, yo me encargaré, solo relájate y voy a cuidarte, porque debes estar cansado.

Siento en ese momento, como si esa pared frente a mí se estuviera derrumbando, y sonrío, sintiendo las lágrimas bajando incontrolablemente por mi rostro.

—Ojalá pudieras verte como yo te estoy viendo ahora —dice Ohm en un susurro, agarrando mi rostro con sus manos.

—¿Cómo es?

—Como lo más hermoso que he visto en mi vida.

Fuego | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora