CAPÍTULO 4

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Su Minshan y Jin Guangyao se encontraban reunidos en la habitación del Jin.

—A-Yao, tratar con Lan Wangji cada vez es más agotador, sigo interesado en tener el dinero de Lan, pero el hombre es insufrible
Jin Guangyao sonrio.

—Todo conlleva un sacrifico. Respondió.
Su Minshan alzó una ceja.

—¿Sacrificio? ¿Cuál es el tuyo con alguien como Lan Xichen? Preguntó.

—Es tan ingenuo... Mencionó. 

Su Minshan reviso sus estados de cuenta desde su móvil y suspiró. 

—Supongo que debo seguir fingiendo ser perfecto para que de una vez por todas pueda tener a alguien que pague por mis cosas.

—¿Otra vez estas en números rojos? Preguntó Guangyao.

—Si, nuevamente. Se quejó.

—Entonces allí tienes, la motivación para soportar los desplantes del insufrible de Lan Wangji, gánate a Lan Qiren y tendrás a Lan Wangji. 

Wei Wuxian estaba haciendo unos sandwich mientras su padre cortaba el pan en forma de conejo, un desayuno completo para su conejito. Su primer paso para acercarse a él. 

—A-Die, pasame la jalea de fresa. Pidió. 

Wen Changze sonrió y la alcanzó para su hijo. 

—¿Me acompañaras verdad? Preguntó mientras colocaba la comida que había preparado para Lan Wangji. 

—Si es lo que deseas lo haré, hijo. 

Wei Wuxian sonrió. 

De camino a la habitación de Lan Qiren, quien los llevaría a la habitación de Lan Wangji, Wei Wuxian iba nervioso. 

—¿Crees que no se enojara? Preguntó. 

Wei Changze sonrió. 

—No lo hará, estaba muy preocupado por tu desmayo, yo le pedí que se quedara, A-Ying... ¿Podrías considerar hablar con él sobre tu padecimiento? Preguntó Wei Changze. 

Wei Wuxian bajo la mirada. 

—No lo sé baba... Primero quisiera saber si tengo una oportunidad con él. 

A Wei Changze se le encogió el corazón al escuchar eso. 

—No quisiera que Lan Zhan aceptara estar conmigo porque yo mismo fui quien se engancho de él. 

—En lo que sea A-Bao, tienes todo mi apoyo. Te amo hijo, y te ayudaré, no sé cómo porque tu madre es la de las ideas, pero lo haremos. 

Wei Wuxian sonrió y abrazó a su padre. 

Lan Qiren se sorprendió de ver a Wei Wuxian. 

El niño había crecido mucho, lejos había quedado ese pequeño revoltoso despeinado que le rompió el corazón a su sobrino. Lan Qiren no olvidaba la desolación de Lan Wangji ante la ausencia de Wei Wuxian. 

Había estado tan tentado en enviar a Lan Wangji a estudiar fuera, lastimosamente su difunto hermano lo había impedido. 

—Es bueno verte de nuevo, Wei Ying. Changze, me alegro que seas tú y no tu esposa. 

Wei Changze se rió y Wei Wuxian sonrió. 

—Lan-laoshi, me alegra verlo bien. Saludó Wei Wuxian tan educado como podía ser.

—Qiren, buenos días. Venimos a molestarte. Mencionó el alfa Wei.

Lan Qiren frunció el ceño.

—¿Podrías decirnos en donde está la habitación de Lan Wangji? Preguntó Wei Changze, mientras Wei Wuxian se sonrojaba. 

Lan Qiren pudo verlo. 

—¡Oh! Esos dos... 

—Wangji esta en la habitación 609. Dijo sin perder tiempo.

Lan Wangji había estado demasiado triste por la ida de su "mejor amigo". Lan Qiren aún no sabe cuántas veces había querido golpear a su sobrino menor para que realmente aceptara que perfumarse mutuamente desde su presentación, caminar de la mano, abrazarse durante cinco minutos al despedirse, salir a comer bajo supervisión y escribirse cartas no era una "amistad" era un cortejo. 

—Me gustaría conversar contigo Changze, cuando tengas tiempo, claro está. 

Wei Changze vio a su hijo. 

—609 A-Ying, me quedaré. 

Wei Wuxian asintió y salió con una lonchera en mano. 

—Con permiso. Dijo. 

—Ve Wei Wuxian, sé que Wangji estará feliz de verte. 

Wei Wuxian sonrió y caminó alrededor de cinco pasos, pues Lan Qiren estaba en la habitación 605. 

Lan Qiren vio a Wei Changze. 

—¿Hablamos sobre ellos? Preguntó mientras invitaba a su viejo amigo a irse lo más lejos que podían del piso. 

—Por los dioses que quiero más a tu hijo de mi yerno, que ese omega que Xichen quiere para Wangji. 

Wei Changze alzó una ceja y escuchó las quejas de Lan Qiren sobre un tal Su Minshan. 

Wei Wuxian respiro hondo tres veces antes de tocar la puerta. 

Los pasos lo alertaron y se arregló el flequillo. 

Lan Wangji abrió la puerta y sonrió. 

—Lan Zhan... 

—Wei Ying... 

El aroma a sándalo lo golpeó de nuevo, pero esta vez no se desmayó, sino le sonrió a Lan Wangji y luego lo abrazó. 

Lan Wangji respondió a su abrazo y lo apretó hacia su cuerpo.

—Lan Zhan, Lan Zhan... Lan Zhan cantó Wei Wuxian mientras Lan Wangji lo perfumaba inconscientemente.

Yo te escojo a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora